Monday, December 21, 2015

capitulo 54

— ¿Tus principios? —Lali se inflamó, sin creerlo. — ¿De quién más? Si consiguiera no tocarte, ¿crees que lo haría? ¿Crees que puede ser el ideal de un hombre tener una esposa que puede ser considerada prostituta y deshonesta? — ¿Cómo osas? —Lali gritó. — Tú comenzaste el asunto. Acepta la cama y te garantizo que todo va a cambiar, cara. Tarde ó temprano te cansarás de esconderte atrás de tus mentiras y contarás la verdad sobre lo que hiciste hace cuatro años... — ¡No hice nada! Y si crees que me voy a arrepentir de algo que no hice... — ¿No? En ese caso, nada de remordimientos, nada de perdón. Y no digas que no te previne. — Estás loco, Peter. No hice nada... — Traicionaste mi confianza. Me traicionaste. ¡E hiciste todo con tanta osadía! Dijiste que me amabas... Lali quedó pálida. No quería acordarse de cuan ingenua fue. — Y yo te creí —Peter agregó. — Pero ahora te tengo aquí para mi placer... exclusivamente. En un movimiento rápido Peter se sacó la bata. Lali miró su físico, bronceado, y se mordió los labios. Él se acostó en la cama. Y dijo: — ¿Sabes por qué te di aquel empleo? Fuiste la mejor candidata e hiciste un esfuerzo para no actuar del corazón. Me dije a mí mismo que la atracción que sentía por ti no debería interferir en el juicio de tus habilidades. Era un problema mío pero, dentro de pocos días, fue un problema nuestro. Percibí que me deseabas también... — No así tan... ¡deprisa! —ella protestó. Peter le contorneó los labios con un dedo. — No me puedes esconder eso —dijo. — A esta altura de nuestra vida en común, puedo leer tu mente como un libro abierto. — No... — Pero, con esfuerzo conseguí refrenarme en tu favor. Fui un verdadero caballero. Y concluí que no había una posibilidad de llevarte en mis viajes. Muchas noches sin dormir... mucha intimidad... Tú alejarías mi mente del trabajo. —Peter rozó el dedo gentilmente por el labio inferior de ella. — Tuve increíbles fantasías sobre ti. Mucho antes de tocarte por primera vez, te tuve en mi cama mil veces, en sueños. Esos deseos se estaban poniendo insoportables. Al principio, cuando te inclinabas en la mesa de trabajo, mostrando un centímetro de muslo, me quemaba por dentro, como un adolescente con su primera novia. Y eso a cualquier hora, en cualquier lugar. Aún después de estar alejados, tu imagen continuaba persiguiéndome. Cuanto más tiempo permanecías en mis pensamientos, más profundamente penetrabas en ellos, hasta el punto en que eras lo único en que conseguía pensar. En fin, la última semana, resolví que ese martirio tenía que terminar. — Yo no sabía...

No comments:

Post a Comment