Monday, December 21, 2015

capitulo 60

En fin, ¿dónde fueron a parar las cincuenta mil libras que aparecieron en su cuenta un día, y que después fueron retiradas? Lali pensó en escribir al banco para obtener informaciones. Pero, ¡después de tantos años! Por cierto no habría posibilidad de obtener una respuesta. La persona que se quedó con el dinero debía ser la culpable. Ó el cómplice. Pero... el hecho de que la cantidad saliera de su cuenta no significaría nada para Peter. Diría que debía estar escondida en otro lugar. Pero ella precisaba intentarlo. ¿Por qué no? En un acto impulsivo Lali salió de la cama, vistió una camisola, y fue al cuarto de Peter a través de la puerta de comunicación. El cuarto estaba a oscuras, con excepción de un rastro de claridad que entraba por la rendija de la puerta del baño. Podía oír el agua correr. Encendió la luz al lado de la cama, y esperó. Algunos minutos más tarde Peter apareció, secándose el cabello con la toalla. Paró al toparse con Lali. Ella fue conciente de pronto de dos cosas: la transparencia de su camisola, y la desnudez de Peter. — Vine aquí para conversar seriamente sobre algo, e insisto que me escuches. Le contó entonces acerca del dinero que apareciera en su cuenta bancaria, y que después desapareció. Eso había pasado cuatro años atrás. — ¿No vas a decir nada? —ella preguntó. — Es imposible probar ó negar cualquier cosa, después de tanto tiempo. — Pensé que podrías ayudarme a verificar los hechos. — Madre di Dio... ¿Parezco tan ingenuo? — No — Lali respondió, con ojos llameantes de odio. —¡Pareces idiota! Idiota... Peleador y satisfecho contigo mismo. ¡Y estoy cansada de todo! — ¿Por eso apareciste vestida para matarme? — ¿Vestida para qué? Si piensas que vine para... — ¿Para quedarte? Claro que lo pienso —confirmó, con el brazo contorneándole la cintura. — Dio mio, cara... ¿de verdad crees que te dejaré ir de mi cuarto sólo porque me rehúso a creer en tus cuentos de hadas? Intentando en vano librarse del brazo de él, Lali dijo: — ¡No es un cuento de hadas, santo dios! Peter la abrazó con fuerza. Y ella se sintió incapaz de evitarlo. Aún así, dijo: — ¡Suéltame! — Te quiero una vez más. —Peter la besó. Ella sintió que sus rodillas cedían. Abrió los labios para que Peter jugara con su lengua en su boca; se inició entonces un verdadero baile de lenguas. — Debería hacer que me pidieras perdón de rodillas... —Peter susurró. — Pero no lo consigo... Lali notó que él deseaba de su cuerpo. La camisola transparente no era, de forma alguna, barrera suficiente para el deseo de Peter. Él bajó los breteles y la besó, mientras con las manos acariciaba sus senos. Lali sentía que su cuerpo aceptaba con placer las caricias, y no conseguía controlarse. Peter la cargó y la colocó en la cama. Se acostó a su lado.

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