Thursday, December 17, 2015

capitulo 31

— No me hables así —dijo. — Estoy haciendo un esfuerzo enorme para no perder la cabeza. La atmósfera se tornaba cada vez más explosiva. Los ojos color chocolate de Lali enfrentaban los de reflejos esmeralda de Peter. Ella estaba súper tensa. Además, se sentía en ese estado desde hacía dos semanas. Era como si estuviese presta a morir. — No tenías derecho de venir aquí —se quejó. — ¿No? —con el dedo pulgar él contorneó el labio inferior de Lali; y ella se estremeció. — Quiero, ver la evidencia que tienes contra mí. — No. Es confidencial y está guardada bajo siete llaves. — Entonces, llévala a las autoridades. No voy a permitir que me chantajees. Haz lo peor, y... — ¿Qué tal si hiciera lo mejor? —Peter se inclinó y colocó el pulgar entre los labios de ella, buscando la humedad, el calor de la lengua. — ¿No sabes que sé hacer lo mejor de todo? Un estupor fuera de lo común se apoderó del cuerpo de Lali, haciendo que sus brazos y piernas pesaran mucho. Ella sentía también el peso de sus senos. Deseaba ardientemente que Peter la tocase; y su necesidad era tan grande que llegaba a doler. — Ni es preciso que lleguemos a lo mejor. Un toque de mis manos ó labios es suficiente. —Peter miraba el rostro ruborizado de Lali, los ojos suplicantes. — No consigues controlar tus necesidades. Pero yo puedo... — ¿Puedes? —ella levantó su mano y le acarició el rostro bien afeitado. Le encantaba el aroma masculino de Peter. Y él le mordió suavemente los dedos, antes que ella pudiese impedirlo. Lali cerró los ojos mientras Peter los chupaba, uno a uno. Estaba como envenenada, al borde de una erótica anticipación, y tan intensa que la consumía. — Peter... —Lali arqueó o cuerpo, deseando contacto más íntimo. Peter le agarró el cabello. — ¡Dio! ¡Como quiero estar dentro de ti! El caso es que, después de amarnos, me preguntaría si harías lo mismo con Gaston. Creo que si. Al final, él es del tipo que pondría luego una alianza en tu dedo. No me sorprende el hecho que no quieras que te encontrara. Sería sexo conmigo y seguridad con él. ¿Concuerdas? — Gaston no es mi amante... — Apenas una cuerda de reserva para tu arco de Cupido. ¿Acerté? — Peter rió, con sarcasmo y desdén. — ¿Cuántas cuerdas más tienes de reserva? Llevas una doble vida, Lali. Casi me olvidaba de Haland y su humilde empleo que sin duda se transformarías en altamente lucrativo si no fuese por mi interferencia. Aquella casa allá arriba, ¿es de Gaston? Lali estaba furiosa porque Peter mencionara todo aquello. ¿Cómo pudo haberse olvidado, por un momento, el modo como Peter la trató? Si, se olvidó completamente. Si no fuese por el control de él, mayor que el de ella, habrían hecho el amor allí mismo, en el coche. Se avergonzaba por su incapacidad de resistir a la desesperada hambre que Peter le despertaba.

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