Friday, December 18, 2015

capitulo 44

Y tenía que reconocer que Alegra precisaba un padre, un hogar, seguridad. Se sentía culpable por no haber conseguido eso. Con todo, tenía que confesarse a si misma que, a pesar que Peter la irritara, prefería vivir con él que sin él. Pero, casarse sólo por causa de Alegra, ¡era demasiado! Tal vez... con una relación más íntima, Peter comenzase a reconocer que la juzgara mal. Y ella le pediría ver las evidencias que él afirmó tener. No, no le pediría, exigiría esas evidencias. A cualquier precio precisaba limpiar su nombre. — ¿Lali? —el modo como Gimena la llamó la hizo erguir la cabeza inmediatamente. — Peter está aquí. — ¿Otra vez? — Estuve pensando —dijo él, ya dentro de la sala — en invitarte a cenar esta noche. Ya eran más de las seis. Sorprendida por la segunda visita en el mismo día, Lali no consiguió decir nada. Peter esperaba su respuesta sin ni siquiera haberle dado tiempo de reflexionar. Como los niños estaban jugando cerca, él miró alrededor en busca de Alegra. Lo primero que vio fue al osito. La niña corrió al encuentro del padre y sonrió. Peter sonrió también, demostrando en esa sonrisa el placer que sentía en volver a verla. Lali sintió envidia. ¡Como le gustaría que Peter le sonriese así! Susie no estaba acostumbrada a ser el blanco de la atención masculina. Visitas y parientes en general le daban más atención a sus primos, considerándola casi como una extraña. Por ese motivo pasó el día entero con el oso en sus manos, orgullosa por, al menos una vez en la vida, haber recibido un regalo exclusivamente suyo. — Eres una niña muy bonita, ¿sabes? —Peter se agachó para conversar con su hija. — Prometo no morderlo más —ella dijo, con aire compenetrado. — Me voy a cambiar —susurró Lali, decidida a dejarlos a solas en vez de rondar como mosca, segura ser mal recibida. En la puerta paró y dijo, sin mirar atrás. — Ya lo decidí. — ¿Qué cosa? —Peter remusgó. — La solución del matrimonio será la mejor. Y sabes mejor para quién, ¿no? Hubo un prolongado silencio. Como él no decía nada, Lali lo llamó: — ¿Peter? — Me encargaré de todo —él murmuró, sin demostrar alegría ó sorpresa. Lali subió y Gimena luego apareció en el cuarto. — Hay una limusina en el portón, con chofer. ¿Quieres que te preste algún vestido para salir? — No, gracias.

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