Wednesday, December 16, 2015

capitulo 15

— Entiendo que precisas dispensarme porque Peter no me quiere aquí, y porque tienes miedo que él retire los fondos que prometió a la campaña. Es eso, ¿no? Todo bien, entonces. Saldré ahora mismo. Pero, cuando sea probado que hubo un lamentable engaño, espero que me pidas disculpas, Edwin, pues creo que tú, al menos, ¡me conociste mejor que Peter! No importaba la promoción, ella pensaba mientras salía de la oficina. Lo que importaba era que, en espacio de 24 horas, Peter destruyó su vida una vez más. Casi no podía creerlo. Naturalmente podría continuar en el empleo hasta que fuese encontrada una razón más aceptable para su demisión. Pero su orgullo no le permitiría continuar trabajando al lado de un hombre que la consideraba una ladrona. De cualquier manera, Edwin prácticamente le garantizó que no contaría a nadie porqué salió de la firma. Lágrimas ácidas quemaban sus ojos. ¿Cuánto tiempo le llevaría ahora encontrar otro empleo? ¿Cuánto tiempo para probar que era inocente? Sus planes de traer a Alegra a Londres, luego que pudiese encontrar un apartamento mejor, se fueron agua abajo. Volvía, de repente, al punto en que estuvo tres años atrás; pero mucho menos optimista. Dios, ¿por qué debería siempre estar involucrada con Peter? Él era la maldición de su vida. ¿Qué hizo para merecer tamaña falta de suerte? Lali andaba por la calle donde vivía cuando vio la Ferrari. El coche brillaba a la luz del sol, una joya en medio de autos comunes. Lali sabía que era de Peter. Cuando estaba bien cerca, él descendió y fue a su encuentro. Lali paró, atónita ante la apariencia elegante de Peter. Él usaba traje gris, camisa de seda azul que ponía en evidencia su piel dorada. Los zapatos eran hechos a mano. Algunas jóvenes que pasaban por la calzada opuesta pararon al verlo pasar. Si, él era un regalo para los ojos, Lali reconoció a contra gusto, pues lo odiaba. — Lali... — ¿Viniste a vanagloriarte? —dijo Lali, sorprendida porque él no estuviera sonriendo como una hiena. No en tanto, notó que estaba tenso. — No hablé con Haland, no. No me encontraba en la oficina cuando él apareció. ¿Por qué aquello sonara como un pedido de disculpas?, Lali se preguntó en el primer instante. Pero, ¡que absurdo! ¡Que idea loca! Peter sabía hacer enorme cantidad de cosas. Poseía mucha habilidad. Pero pedir disculpas no constaba como parte de su lista de dotes personales. Pero, ¿por qué dijo que no habló con Edwin? — Edwin conversó con Pablo —él agregó. Con Pablo, ¿con aquel inútil?, Lali reflexionó con un temblor de desagrado. Pablo, hermano de Peter, era un ignorante que, sin la protección de su hermano mayor, jamás conseguiría empleo en una firma de renombre. Y Pablo estaba en posición de destruir su honra, en una conversación con Edwin Haland, era la mayor traición preparada contra ella. Y la máxima humillación. — No importa quien habló con Edwin, ¿ó si? El resultado sería el mismo —argumentó Lali.

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