Wednesday, December 16, 2015

capitulo 19

— ¿Casado? — Viudo. — Ese hombre se quiere casar contigo —Peter rumió. — ¿Casar? ¡Oh, no! — Pero tú vas a su casa todos los fines de semana... Y te quedas con él allá. — Cierto —dijo sin entrar en detalles, y Peter profirió una blasfemia. — Si no querías saber la verdad, ¿por qué preguntaste? —Lali respondió, satisfecha por no haber tenido que mentir. Al final, pasaba horas con el viejo Alejo. Tuvo alguna esperanza que Peter la dejase en paz después de eso. Pero, furioso, él preguntó: — ¿Fue ese el hombre que te dio el vestido que usaste anoche? — ¡Fue! —en fin, Nicolas trabajaba para su abuelo, y todo lo que su hermana poseía venía indirectamente de él. — Con certeza ya habías gastado todo tu dinero —insistió Peter. — Sobró algo —Lali mintió. Dios, aquel diálogo estaba poniéndose cómico, ella pensó malévolamente, divergiéndose con los celos de Peter. — Sin la menor vergüenza me dices que eres una... — ¿Mujer de dudosa moral? —Lali se anticipó. — Las actividades que confiesas están muy próximas a la prostitución — Peter la condenó con crueldad. — ¿Y Harald? ¿Está en esto? Lali quedó pálida. Peter se portaba de manera absolutamente cruel. — ¡No! — Madre di Dio... Dios tenga piedad de él. Ya no vas a tener contacto alguno con Harald de aquí en adelante. Ni me ofenderás más refiriéndote a tus relaciones de ese tipo que si quiera hayas tenido. La conversación ahora se tornaba violenta, reflexionó Lali Ella se aterró. — Yo... — Ni una palabra más —Peter la interrumpió. —Dio, ¿por qué me contaste todo esto? ¿No podías haber mentido? —él maldijo en italiano y Lali dio un paso atrás. — No, es mejor que sepa la verdad. — Yo creo que es mejor que te vayas ya. —ella le apuntó la puerta. — ¿Por qué? ¿Justamente ahora que me vas a informar el precio de tu trabajo? Sin entender lo que Peter quería decir, Lali indagó: — ¿Qué precio? — Estoy dispuesto a pagar cualquier precio para tenerte en mi cama. Lali se mordió el labio, y balbuceó: — Yo... — Tú declaraste, sin la más mínima vergüenza, que... —Peter evitó decir una palabra ofensiva. — Sabes como te deseo. Di tu precio. Lali casi se ahogó con el esfuerzo de tragar. Peter creyó que ella era una mujer promiscua, que tenía un amante fuera de Londres. Que tenía amantes, no sólo uno. Creyó que él la estrangularía. Pero, de un momento a otro, tuvo la impresión que, en vez de asesinarla, Peter resolvió negociar sus favores en la cama.

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