Wednesday, December 16, 2015

capitulo 13

— La verdad es que no voy a permitir que continúes martirizándome. — los ojos de ella ya estaban llenos de lágrimas, la voz trémula. — Preciso mi empleo y no pretendo pedir la demisión. Por lo tanto, déjame en paz. — Mañana de noche, a las ocho —repitió él, y golpeó la puerta. Minutos más tarde, Lali se acostaba en la cama de su minúsculo cuarto, y cubría el rostro con sus manos. ¿Cómo pudo Peter pensar aquello de ella? ¿Cuántas muchachas de 22 años, habiendo apenas terminado la universidad, serían capaces de tamaña vileza? Después de muchos años... sólo ahora descubría de lo que Peter la culpaba. La acusó de haber desaparecido como el humo. Eso significaba que intentó mantener contacto. Ella recibió la comunicación del término de sus actividades en Industrias Lanzani por correo, en una carta desde Hong Kong, donde Peter se encontraba en aquella ocasión.Lali estaba en proceso de mudanza de apartamento, pero, con la pérdida de su empleo, ya no pudo hacerlo. Perdió, también, la considerable cantidad que dio como depósito a la inmobiliaria. Si su hermana Gimena y su marido no hubiesen vuelto de Francia apresuradamente, por causa de la grave enfermedad del padre de Nicolas, no hubiera tenido un lugar donde vivir. Y no muchas semanas habían pasado cuando se vio obligada a encarar, no sólo que su carrera estaba arruinada, su corazón partido, sino también la dura realidad que estaba embarazada. Un hijo de Peter, concebido con amor, en la pasión y en la... irresponsabilidad. Lali quedó desconsolada. Después de muchas lágrimas y noches en vela, decidió dar la criatura en adopción. — Veremos —Gimena dijo, bastante calmada. Pero, cuando el bebé nació, una niña, Lali se dio cuenta de que no podría separarse de la criatura. Y los años que siguieron, tres, fueron penosos. A fin de dar a Alegra una vida mejor, resolvió dejarla bajo el cuidado de su hermana, y vivir separada de su hija durante la semana, para verla apenas los fines de semana. Santo Dios, como odiaba a Peter. No en tanto, cuando, hacía poco, él la tuvo en sus brazos, cuando la besó... ¡Dios! Furiosa, Lali refregó sus labios, detestándose. ¿Cómo podía hacerla sentirse de aquel modo una vez más? Su reacción fue completamente destituida de buen juicio. Años atrás estuvo terriblemente enamorada de él, y el deseo que Peter despertó en ella culminó en una inolvidable noche de amor, que le pareció una consecuencia tan natural como respirar. Pero los acontecimientos que se sucedieron la hicieron lamentar su falta de control. Y no podía condenar apenas a Peter. En espacio de minutos, fueron del primer beso a la cama, y ella no pensaba en lo que hacía. E imaginó que lo mismo pasó con Peter. Ahora, un poco más vieja y, esperaba, más juiciosa, pensaba diferente. Fue ingenua, víctima de ideas románticas y creyó, por un momento, que aquella noche significaría para él algo más que un simple deseo de hombre por un cuerpo de mujer.

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