Monday, December 21, 2015
capitulo 56
Peter se inclinó y rozó con la lengua su labio inferior; enseguida la besó
en el lugar húmedo y caliente del centro de su feminidad. Lali gritó. La
sensación violenta fue casi una mezcla de placer y tormento.
— No puedo esperar más. —diciendo eso, Peter la penetró lentamente,
y todo fue tan excitante que Lali casi se desmayó de placer. Gimió y cerró
los ojos.
— ¡Mírame! —él ordenó.
— ¡No pares ahora! —Lali suplicó.
— ¡Abre los ojos! —él repitió. — Quiero observarte. Quiero tener la
certeza que sabes que quien está dentro de ti soy yo.
Lali tenía dificultad de razonar. Lo miró y balbuceó, casi en un
gemido:
— ¿Peter...?
— Si... Peter... Nadie más... nunca más —él insistió, apretando los
dientes. Y la penetró de nuevo, ahora con furia, y sin la gentileza de la primera
vez.
Más tarde ella recordaría aquello, como el choque más erótico que tuvo
en su vida. Quedó aturdida por la ola de violento placer.
Se sentía verdaderamente poseída, conducida, inflamada, percibiendo
que Peter también perdiera por completo el control emocional. Cada fibra de
su cuerpo vibraba, y Lali se entregó al amor sin restricciones. Él la abrazó
de nuevo y la condujo al paraíso con un acto más de amor. Lali entonces se
sumergió en un mundo multicolor. Su espalda dolía. Con los dientes apretados
susurró, en un estremecimiento, en el auge de una ola increíble de placer:
— Te amo... ¡Te amo!
Poco después, indolente, se dio cuenta del silencio del cuarto.
El aire parecía vibrar. Peter se deslizó para un lado, liberándola de su
peso. El aire fresco recorrió el cuerpo caliente de Lali.
— No me alimentes con esas palabras falsas, cara —murmuró con
estudiado escarnio. — Nunca más hagas eso.
Con mano nerviosa Lali alcanzó la colcha, pero estaba tan shockeada
que no tuvo posibilidad de cubrirse deprisa. Oyéndolo hablar en aquel tono,
después de la pasión que demostrara, fue como ser apuñalada en el corazón.
Deseó encogerse en la cama y morir. La actitud de Peter destruyó su placer y,
peor aún, hizo que el placer que sintiera se asemejara a una autotraición
vergonzosa y nada interesante.
— ¿Qué quieres decir con eso? —indagó Lali, pues tuvo una sombra
de esperanza de que no había interpretado bien las palabras de Peter.
— Oírte decir que me amas fue el mayor absurdo que he escuchado —
Peter dijo con frío énfasis.
Lali se alejó de él, aterrada por la explicación, sufriendo por el
rechazo. Sólo en aquel instante recordó lo que dijo en el auge del clímax,
cuando su cuerpo y mente estaban presos a las garras de la pasión.
— Tal vez lo hayas dicho por puro hábito —Peter sugirió con desprecio.
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