Tuesday, December 29, 2015
capitulo 16
Pero estaba indignada. No entendía cómo se había atrevido a tocarla. No tenía
derecho. Y además, seguramente, le era infiel a alguna mujer. Y por descontado se
hubiera aprovechado de su deseo, en caso de que hubiese existido. Él era así.
Estaba acostumbrado a tomar, no a dar.
Peter había trabajado duramente para levantar las empresas familiares que
había heredado, la herencia de los Lanzani. Nadie le había regalado nada, ni le
había hecho favores. Y él no hacía tampoco. Pero seguía a sus enemigos hasta la
muerte, y cuando tenía a su presa, regresaba victorioso. Luchaba constantemente
por su supremacía.
Ése había sido el aspecto del carácter de Peter que Max había valorado más. Y
finalmente le había servido a Peter en bandeja de plata, tratando de convencerla de
que aunque él no hubiese hablado de amor, sería un perfecto marido.
¿De qué marido hablaba su padre? Ella jamás había tenido un marido. Pero
cinco años atrás ella no había podido adivinar el futuro.
Lo curioso era que sus recuerdos de los primeros encuentros no coincidían en
absoluto con lo de él. Había terminado la escuela secundaria, y había perfeccionado
la técnica en arreglos florales, ¡qué tontería! Deberían haberle enseñado mejor, un
curso sobre hombres...
Peter había aparecido en la entrada de la sala de música, sin que nadie lo
hubiese invitado o llamado. Lo habían hecho esperar a Max en la sala de espera y él
debía haberla visto por la ventana, porque para llegar a la sala de música tenía que
salir de la sala de espera, atravesar el hall, pasar por la otra habitación y entrar a
la sala de música a través de un ventanal. Así que, ¿Cómo podía tener el descaro
de decirle que ella había preparado el encuentro?
Lo había visto de pronto en la entrada y, sí, se había enamorado de él a
primera vista. Su presencia la había impactado. Era como un dios griego que se le
había aparecido en todo su esplendor.
-Eres una bocanada de aire de primavera en este triste paisaje de invierno – le
había dicho Peter.
Y probablemente lo había copiado de alguien, pero él había pronunciado esas
palabras.
A ella no se le había ocurrido que él estuviese interesado en ella, sino en las
plantas. Porque había surgido una conversación entre ellos. No había demostrado
su falta de interés e ignorancia hacia el mundo vegetal, y ella se había dejado
engañar.
Incluso le había dicho que sus ojos hacían juego con las violetas, y ese
cumplido le había salido tan torpe como el primero, lo que le dio la impresión a
Lali de ser un hombre tímido, a pesar de disimularlo con cierta sofisticación.
- ¿Tímido Peter?
Él no le había dicho nada sobre su cita con su padre. Parecía haberlo olvidado
más bien, hasta que la empleada había ido a decirle que su padre le llamaba y
entonces se había quedado desconcertada al encontrarla con Peter.
-Le diré que lo está esperando – le había dicho Lali a Peter, y había subido
rápidamente hasta la biblioteca de su padre.
- ¿Quién es él? – le había preguntado a su padre con interés y ensoñación.
- Peter Lanzani – su padre la había mirado achicando los ojos.
- Lleva aquí un montón de tiempo. ¿No crees que debiéramos invitarlo a cenar?
- Parece que ha tenido éxito...
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