Friday, December 18, 2015

capitulo 41

Lali no estaba preparada para la idea de Peter dar un regalo a Alegra. Y menos aún para la idea que Alegra se refiriera alegremente a la madre de Peter como su abuela. — Es bueno que le cuentes a Alegra quien soy, lo más deprisa posible — ordenó Peter. — ¿No te parece un poco prematuro? —Lali luchaba para disfrazar su estupefacción. — No lo creo prematuro, no, considerándose que la noticia me llegó tres años y medio atrasada. — ¿Me estás diciendo que pretendes formar parte de la vida de Alegra? — Si, y parte permanente. — ¿En serio? —Lali no sabía qué decir. Ella pensó que Peter haría una escena por el hecho de encontrarla sola con Gaston. Pero nada. De cualquier modo, ella jamás se interpondría entre Gaston y Jenny. — Vamos conversar dentro de la casa —sugirió Peter. Alegra lo empujó del pantalón, y él le dijo a su hija, con cariño en su voz: — Te veo después. Tan pronto ellos entraron, Lali dijo: — Voy a hacernos un café. — Olvida el café. Lali cruzó los brazos y esperó. ¿Qué le diría Peter? ¿Que le daría dinero para mantener a Alegra? ¿Sobre que más querría discutir? — No quiero perder tiempo con trivialidades —Peter agregó. — Quiero a mi hija, y prefiero conseguir esto sin peleas. — No estoy... entendiendo... — Lali tartamudeó. — Puedo darle mucho más de lo que le estás dando. Pretendo adoptarla legalmente. — No puedes estar hablando en serio, Peter. — Alegra es mi hija y la quiero... — ¿Y yo? ¿No seré consultada? Estás hablando sobre mi hija, Peter. — Y mía. Ignoraste mis derechos durante más de tres años. ¿Por qué esperas que sea generoso en tratándose de tus derechos? — No estoy hablando de derechos, estoy hablando de sentimientos —Lali protestó. Peter quería sacarle a su hija y ella casi no podía creerlo. — Yo también tengo sentimientos, cara. Y no tengo la más mínima intención de dejar a mi hija sola contigo. — ¿Intentas castigarme? —Lali no tenía la intensión de decir aquello en voz alta, pero estaba tan tensa que lo dejó escapar. — Quiero hacer lo que sea mejor para mi hija. Pero lo cierto es que no voy a dejarla en esta casa, ¡viviendo de caridad! — Alejo me ofreció su casa de campo para este otoño. Alegra y yo viviremos allá solas, y podrás visitarnos siempre que quieras. ¡Puedo hasta llevarla a Londres de vez en cuando! —Lali sugirió. — Quiero más que una pequeña migaja.

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