Thursday, December 17, 2015

capitulo 23

Y ahora, después de todo por lo que pasó, estaba otra vez en la cama con Peter. Se avergonzaba de si misma. Giró y enterró el rostro en la almohada. No tenía argumentos para presentar en su defensa. Cuatro años atrás ella amó a Peter de verdad e imaginó que ahora, tal vez cambiado, él desease algo más que apenas sexo. En su ingenuidad lo imaginó así. ¡Como se equivocó! Un deseo abrasador los juntó; pero, apagado el fuego de la pasión, volvieron a estar separados. Peter la despreciaba, tenía una opinión negativa sobre sus principios morales. Apenas quiso humillarla; usarla como fue usado un día, según creía. Pero... reflexionaba Lali, ¿cómo pudo ella aceptar y sentir placer en los brazos de un hombre que odiaba? ¿Y cómo continuar viviendo con la cabeza levantada sabiendo que, en el instante en que Peter la desease, estaría pronta para recibirlo? — Cambié de idea sobre llevarte a vivir conmigo —dijo él, quebrando el silencio reinante. Claro, pensó Lali, Peter ya consiguió lo que deseaba, y con el mínimo esfuerzo. En cuanto a ella, sería una idiota si aceptase la oferta de vivir bajo el mismo techo, sabiendo ahora los sentimientos de él. — Ser servida por criados en un ambiente lujoso serviría apenas para confirmar que puedes obtener todo lo que quieres usando como pago el sexo — Peter agregó, como si estuviese hablando con una prostituta declarada, cuyo pecado fue entregarse al amor. — Quiero que te vayas ya —ella dijo al fin, con voz ahogada, pues continuaba con el rostro enterrado en la almohada. Lali quería que Peter se retirase antes que comenzara a llorar. — Cuando me digas donde pusiste todo aquel dinero, entonces te encontraré un lugar mejor para vivir —declaró fríamente. — Por ahora, busca un trabajo, un empleo respetable, para no ser tentada nuevamente a conseguir dinero por medios ilícitos. Lali levantó la cabeza, sus ojos transformándose en fuego, y dijo: — ¿Qué quieres que haga? ¿Que trabaje como limpiadora? — No importa lo que hagas, mientras sea un trabajo honesto. Lali cayó en llanto. Todo su cuerpo se sacudía violentamente. Peter fue cerca de la cama, y ordenó: — ¡Para con eso! — ¡No lo consigo! — Inténtalo. Ella alejó su mirada, no quería encararlo más. Por Dios, Peter la acusó de criminal, la persiguió tenazmente hasta expulsarla del empleo, impidió que tuviese una promoción, y ella ahora lo compensaba ofreciéndole su cuerpo. Santo Dios, ¿qué enfermedad tenía? ¿Qué estaría pasando? — No me vengas con fingimientos diciendo que no me quieres, tanto como yo —Peter declaró con crueldad. — Y no me confundas con tus otros amantes. Lágrimas de cocodrilo no me conmueven. Puedo ver, a través de tus ojos... — ¡Eres un ciego! —Lali murmuró.

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