Thursday, December 17, 2015

capitulo 21

— Ni siquiera te gusto. Me llamaste ladrona y traidora —Lali susurró. — Como puedes aún me... — ¿Desearte? Si. El sexo es un apetito, cara. Cuando estoy cansado, duermo. Cuando siento hambre, como. Cuando... — Cierra la boca, y déjame en paz. —Lali comenzó a temblar, como si estuviese sujeta a una fuerza magnética. — ¡No me toques! — ¿Tienes miedo de esto...? —con la punta del dedo, Peter recorrió la línea del escote del vestido, dejando un rastro de fuego por donde pasaba. La sangre en las venas de ella parecía entrar en ebullición. — ¿No es esta un interesante descubrimiento? —Peter murmuró. — Al final tú tienes, como todo el mundo, un talón de Aquiles, cara. Tu cerebro no puede controlar aquello que te hago sentir, y que, naturalmente, te asusta. — No... — ¿No qué? —con un movimiento indolente Peter colocó las manos en las caderas de Lali y la levantó. — ¿No quieres que te toque porque tienes miedo que descubra que estás desesperada por mis caricias? ¿No quieres que te toque porque puedes entregarte a mí a cambio de nada? —él estalló en una sonora carcajada. — Te entregaras, lo juro. Y, en mi caso, no habrá precio. — ¡Ponme en el piso! —Lali gritó. Peter la besó. La besó y sintió el corazón de ella acelerarse. La besó hasta oírla gemir como un animal que sufría el dolor del amor. Lali  se sentía débil, como una víctima de un accidente, aún trémula con el impacto. Dedos largos desabotonaban su blusa. Horrorizada, ella agarró la mano, en un intento de impedirlo. — ¡No! —pidió. — Tú eres mía —Peter susurró, agarrándole los senos. Hacía tanto tiempo que Lali no sentía ese tornado de emociones, que sus dientes se apretaron por el placentero dolor de la excitación. Peter casi la desnudó por completo, descubriendo curvas deliciosas que Lali intentaba esconder. Con un gemido ronco y sensual, él le acarició los pezones con dedos firmes, observando con satisfacción el resultado de sus caricias. De ojos cerrados, ella gemía, luchando para controlar su reacción de placer evidente. — No... No... — Que extraño... Tu cuerpo me atrae a pesar de saber que tu corazón es mercenario —Peter murmuró, jugando con los senos rígidos. Ejecutaba movimientos eróticos usando los pulgares. A un momento dado ella sintió un aire frío recorrerle la. Estaba desnuda. Peter también se desnudó. Lali recordó entonces el pasado. Pasado y presente se mezclaban indistintamente. Como si estuviese en un trance hipnótico, se zambulló en los ojos de reflejos esmeralda de Peter, y se entregó sin restricciones. — ¡Eres tan linda! —él balbuceó.

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