Saturday, December 26, 2015

capitulo 1 y 2

Lali bajó deprisa los escalones que daban al bar y entró. Estaba oscuro y lleno de bebedores que aprovechaban la hora del almuerzo para tomar un trago. No veía a Benjamin; no era lo suficientemente alta como para divisarlo entre las cabezas de hombres de negocios trajeados que tenía a su alrededor. Mientras se abría camino entre los clientes, sintió un estremecimiento. La idea de que la vieran allí, de que la reconocieran la aterraba. Por ello fue un alivio distinguir entre la multitud en el extremo opuesto del local la cabellera rubia de Benjamin. Benjamin, alto, sofisticado y atractivo, se puso de pie al verla aproximarse a él. Lali se sintió orgullosa. - Llegas tarde – se quejó él. - Lo siento, no pude escaparme antes –explicó ella jadeando, mientras se dejaba caer en el asiento y echaba otra ojeada al lugar, temerosa de encontrar alguna cara conocida. - No sigas. Estás en otra parte de la ciudad. Lali bajó la cabeza, escondiendo la cara ruborizada detrás de la melena rubia ceniza. - ¡Ese hombre de allí me está mirando! - La mayoría de los hombres miran a las mujeres bonitas... y tú eres exquisitamente bonita, mi amor – murmuroBenjamin  en voz baja, adoptando un tono íntimo mientras le tomaba la mano-. Me fastidia ver que te miran todos cuando pasas. - ¿De verdad? – preguntó ella asombrada por sus cumplidos. - ¿Por qué no vamos a mi apartamento? – sonrió Benjamin dibujando el labio inferior con el dedo. Lali se puso rígida. - No puedo. Todavía no. Ya sabes cómo me siento – musitó. El miedo se había apoderado de ella. Él cambió su expresión por un gesto frío y duro. - Benjamin, por favor... - Por lo que se ve, estás jugando conmigo mientras tu esposo está de viaje. - Te amo – los ojos de ella se llenaron de tristeza y ansiedad. - ¿Entonces cuándo vas a decirle que quieres divorciarte? – le exigió. - Pronto. Estoy buscando el momento apropiado – Lali se había puesto pálida, y en los rasgos bonitos de su cara expresaba cierta tensión. - Teniendo en cuenta que él solo duerme contigo una noche al mes, puedo esperar sentado aquí hasta el año que viene, según tú. Tal vez lo ames al desgraciado... - ¿Y crees que es posible? Tú sabes bien que nuestro matrimonio no es como otros. - ¿Y no quieren los periódicos aprovecharse de esa situación? – se rió Benjamin burlón. - No me hace ninguna gracia, Benjamin. - Bueno. Lo único que me tranquiliza es saber que si yo no soy tu amante, él tampoco lo es. Un verdadero misterio. Mírate. La esposa virgen después de cinco años. Y sin embargo a él rara vez no se le ve con una jovencita colgada del brazo. Quizás sea un homosexual no declarado.

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