Thursday, December 17, 2015
capitulo 34
Con una calma envidiable, Peter metió marcha atrás una vez más y
comenzó a salir del jardín de la casa.
— Entonces, tu hermana vive aquí también. Interesante —comentó.
— Ella está casada con el otro nieto de Alejo.
— ¿Por qué se puso casi loca cuando me vio? —Peter tuvo curiosidad
por saber.
— Realmente sería mejor que me dejaras y te fueras. —Lali arriesgó
tímidamente, mientras Gimena entraba en el jardín manejando su propio auto.
— Por nada de este mundo me perdería todo esto. —Peter observaba
con curiosidad a Gimena tras el volante del coche, pasando cerca de la Ferrari
como una neurótica. — Tu hermana es bonita, pero no tanto como mi Lali.
¿Ella te tiene envidia?
— Claro que no.
Cuando Gimena desapareció dentro de la casa, Lali salió del coche con
las piernas flojas, suplicando a Peter que se fuese. Sin mucha esperanza, con
todo.
Peter también salió y golpeó la puerta. Se arregló la corbata, se pasó los
dedos por el cabello.
— No estás casada con Gaston, ¿ó si? —preguntó de repente.
— ¡Claro que no!
— ¿Claro? —Peter sonrió sarcásticamente. — En lo que se refiere a ti,
cara, ¡nada me sorprende! Pero, ¿puedo entrar?
— Prefiero que te vayas.
— ¿Y perder esta maravillosa oportunidad de conocer a tu familia?
La puerta delantera estaba abierta de par en par. De la entrada, se podía
oír a Gimena gritando. Peter reculó.
— Alguien debería tirarle un balde de agua fría.
— Gimena te odia. ¿Qué esperabas? Mi familia sabe de lo que me acusas.
¡Todos aquí saben por qué estoy sin trabajo otra vez!
— ¡La pobre inocente! —Peter murmuró, nada impresionado. — Te te
garantizo que hiciste el papel de mártir delante de ellos.
— ¿Por qué no te vas de aquí inmediatamente?
— ¿Tú también, Lali? ¡Por favor! —alguien dijo desde la puerta.
Era Nicolas, con la ropa de trabajo, dejando bien claro que vino
directamente de la hacienda.
— ¿Qué está pasando aquí? —él prosiguió. — Gaston casi chocó el tractor,
y yo llego a casa para encontrar a Gimena sacando el arma de Alejo del
armario... ¡Está histérica!
— Sugiero que no use esa palabra —Peter le aconsejó, en tono de
broma.
Nicolas lo miró, frunció el ceño, y se pasó la mano por el cabello rubio.
Miró a Lali y de nuevo a Peter.
Suspiró. De repente, entendió todo.
— Soy Nicolas, cuñado de Lali, sr. Lanzani.
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