Wednesday, December 23, 2015

capitulo 77

— Yo lo saqué de la directiva hace tres años... ¡Gracias a Dios! Pero, ¿cómo pudo Pablo hacer eso? — Tú lo humillaste —Emilia condenaba a su hijo mayor, como si la culpa fuese de él. — Pablo ya estaba involucrado hasta el cuello en negocios ilícitos, ¿no? — Si. Pero eso no importa ahora, Peter. Mejor que llegaste a Londres. Tu abogado está en la policía con Pablo, me encargaré del encuentro. Trata de poner a tu hermano en libertad bajo fianza... — El sistema legal es muy diferente aquí, mamma. Y, si la policía lo encontró en el aeropuerto, estará bajo custodia. Pablo huiría si tuviese la oportunidad... — Peter... ¿qué te pasa? Estamos hablando de tu hermano. Él precisa ayuda. Lali sentía las piernas debilitarse. En estado de shock, se sentó y se quedó mirando la alfombra. Sólo podía haber sido Pablo el causante de todo, años atrás. Pero, ¿por qué? ¿Por qué le haría? ¿Para esconder sus faltas? ¿Por miedo de que Peter sospechase algo? Ó tal vez el motivo fuese más personal. Repetidas veces rechazó cualquier aproximación. Ella cubrió su rostro con sus manos. — Pablo jamás desobedeció las leyes del país —Emilia dijo, intentando defender a su hijo. — Pero mintió toda su vida. — ¡Precisa tu ayuda y comprensión! No puedes darle la espalda, ¡es tu hermano! — Mea culpa... — Vamos, no comiences con el italiano otra vez, Peter. — Es latín... — Lo que sea, ¡te comportas siempre como extranjero en este país! Pareces tu padre. Tú y yo nunca nos entendimos bien... y ahora, mi querido Pablo... —Emilia cayó en llanto. Lali resolvió intervenir, y dijo a su marido: — Peter, creo que deberías ir a la jefatura de policía. — ¿Cómo me puedo disculpar contigo ahora, querida? ¿Por todo lo que pasó años atrás? Lali percibió que Peter, como ella, encontró al fin una explicación al drama del pasado. — La evidencia existente en los documentos que Pablo me presentó para incriminarte, no tiene ya valor alguno para mí —agregó. — Tu firma, tu voz a través de conversaciones telefónicas, todo fue armado. Y las cintas con certeza montadas por profesionales en el asunto. Y los extractos bancarios... ¡Dio! — Basta, Peter, ahora no, más tarde. Eso no es importante. — ¿No es importante? —repitió, furioso. — Haz antes lo que tu madre te pidió. — Alegra nos espera.

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