Sunday, December 27, 2015

capitulo 9

- Qué me obligase a revolver entre esta basura es el último de sus insultos. ¡Peter, ensuciándome las manos, porque no hay nadie en quien pueda confiar como para que hurgue entre esta colección de errores humanos! ¡Sus trofeos! ¡En lugar de tirarlos los ha conservado hasta el final, el muy cochino! Lali casi no se sostenía de pie. No podía dar crédito al crimen que se le imputaba a su padre. Y en su incredulidad todo se le hacía confuso. - ¿Qué estás diciendo? – la voz de ella sonó tan débil que apenas se oyó. - ¿Estás sorda? – la miró Peter sin piedad -. ¿Por qué crees que me casé contigo? ¿Por tu cara bonita y tu educación de convento? ¿Por tu habilidad para actuar como una dama y saber colocar adornos florales en la casa? - Por las acciones – alcanzó a pronunciar ella. - ¡No había acciones! ¡Era todo mentira! ¡Ésa línea de barcos ni siquiera existió! – gritó él con furia, sus palabras retumbando en la habitación. - Me estás mintiendo – contestó Lali a punto de desfallecer. La atención de Peter estaba puesta en el documento que tenía en ese momento en sus manos. De pronto, sin aviso alguno previo, dio un puñetazo sobre la mesa. - ¡Es sólo una copia! - ¿Una copia de qué? - ¡Y éste es el fin! Peter parecía un león dispuesto a comérsela. - El original te lo dio a ti, ¿no es verdad? ¿Te lo dio a ti para dejar a salvo...? - ¿Qué cosa me dio? – casi no podía articular palabra Lali. - Tú sabes de qué estoy hablando. No te hagas la inocente – dijo él yendo a un rincón de la habitación -. Si no está aquí, lo tienes que tener tú. Max no era ningún tonto. Y sabía que me desharía de ti si caía en mis manos. Así que te lo dio a ti. Entonces, ¿dónde está? - ¡Basta ya! ¡Déjame en paz! – gritó a pesar del terror que sentía. - Si no me dices dónde está el certificado, soy capaz de cualquier cosa. ¡He vivido extorsionado durante cinco años para proteger a mi familia, y no pienso vivir así un día más! Peter había pronunciado por fin la palabra, «extorsionado». No podía ser cierto. Su padre no podía haberle hecho un chantaje. Lali estaba a punto de desfallecer. - Siempre me he preguntado por qué lo había hecho así...que tú tuvieras que ser mi castigo de por vida – soltó Peter como pensando en voz alta -. Pero te diré una cosa, preciosa. Prefiero ir a la cárcel por estrangularte antes que cumplir esta otra sentencia. Aterrada, Lali miraba la cara de Peter, y finalmente, de manera misericordiosa, dejó de verla, al mismo tiempo que Lali se desvaneció.

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