Thursday, December 17, 2015

capitulo 26

— No reacciones —dijo Gaston con una sonrisa, al ver la mirada escandalizada de Lali. — De acuerdo con tu hermana, Alegra se olvidará de todo si no haces mucho alboroto. —después de una pausa, Gaston agregó: — ¿Que tal un café? — Me encantaría, pero estoy a cargo de los niños esta tarde. — Es mucho mejor que tú cuides a Alegra, que cualquier otra persona — comentó Gaston. — Ella es una niña difícil, con una voluntad de hierro, el temperamento de un huracán. En aquel instante, Alegra tiraba arena a los otros niños, cosa que le fue prohibida varias veces. — Eres una niña mala —dijo Lali, mientras caminaban de regreso a la mansión. — Soy buena, mamá —ella respondió, y salió corriendo por delante, balanceando las trenzas oscuras. La hija de Peter era tan parecida a él, Lali reflexionaba con tristeza. La única cosa que heredara de su madre fue el tamaño diminuto. Con tres años y medio era pequeña para su edad; pero, por causa de su temperamento agresivo ninguna amiga osaría molestarla. Alegra era brillante y necia... Y en general se comportaba mal, Lali tenía que reconocerlo. Con todo, Nicolas y Gimena siempre la trataron exactamente igual de como trataban a sus tres hijos, John, Lizzy y Cristobal, criaturas fáciles de lidiar. Alegra era diferente, un extraño en el nido, con su temperamento explosivo. Nunca había sido sometida a la mano firme de la disciplina, como sería indispensable en su caso,Lali reflexionó, sintiéndose culpable. — ¿Y bien? —preguntó Gimena a su hermana, ni bien ella entró en la enorme cocina de la mansión. — Voy a comenzar el martes. Gimena sonrió, satisfecha. Ella y Lali, a pesar de ser gemelas no eran idénticas; no obstante, de niñas, muchas personas las confundían. De adultas, las diferencias fueron más evidentes. Eso incomodaba a Gimena, que le gustaba parecerse con su hermana. Por eso se aclaraba los cabellos para que fueran iguales a los de Lali, y los peinaba del mismo estilo. — Que bueno que finalmente tomaste una decisión —dijo Gimena. — Nosotros cuatro precisamos cenar fuera esta noche para celebrar. — Está bien, pero creo que a la novia de Gaston le gustaría ir también — Lali observó. — Jenny está viajando de momento —comentó Gimena frunciendo el ceño. — Al final, ¿qué tiene ella que ver? Gaston y Jenny aún no están de novios ó... Voy a reservar una mesa para nosotros en el Coach... — ¡No! —Lali la interrumpió. — ¿Por qué no? —Gimena ya tenía el teléfono en la mano. Lali suspiró. Por lo visto, su hermana aún soñaba con verla casada con Gaston, como si se tratase de una historia de Romeo y Julieta. — No me parece buena idea. — ¿Qué más pasó entre tú y el desagradable Lanzani?

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