Monday, December 14, 2015
capitulo 7
— Ni bien terminé la universidad. Pero, déjeme explicarle que mi salida
de Industrias Lanzani no tuvo nada que ver con mi habilidad profesional. Fui
despedida por motivos personales.
— Siento mucho todo por lo que pasaste —comentó Edwin. — espero que
el sr. Lanzani no haga comentarios de ese tipo en presencia de los directores.
Quedarían preocupados. El sr. Lanzani es el más poderoso contribuyente de
nuestra campaña y, naturalmente, no deseamos problemas entre él y los
miembros del equipo.
Más pálida que antes, Lali respondió:
— Entiendo.
— Te veo mañana.
La oferta de él para llevarla a casa no duró mucho. No que Lali fuese
a aceptar. Pero entendía que la vieja amistad murió, después de los
comentarios de Peter. Y eso no le causaba espanto. Peter la trató como se
trata a una prostituta.
Edwin quedó sorprendido e, inicialmente, la defendió. Pero, después de
algunos minutos de reflexión, comenzó a sospechar de ella. Sería preciso tomar
en consideración que Peter era muy respetado en el mundo de los
negocios, hombre de gran proyección y éxito en el ámbito industrial.
Naturalmente Edwin se preguntaba ahora qué tipo de comportamiento fue el
de ella, para provocar aquel ataque tan directo por parte de un hombre de fina
educación, como Peter.
Lali sentía martillazos en la cabeza, estaba tensa. Creía que,
probablemente, perdiera todas las oportunidades de la promoción tan esperada.
¿Cómo podría Edwin recomendarla, sabiendo que Peter la
despreciaba?
El portero del edificio le preguntó si quería que llamara un taxi. Lali
sacudió la cabeza, en un gesto negativo. No estaba en condiciones financieras
de tomar un taxi.
Ella vivía modestamente. Habitaba un cubículo, y dormía durante la
semana en un cuarto no más grande que un armario empotrado. Los fines de
semana los pasaba con su hermana, en Oxfordshire. El tren le costaba una
fortuna, pero Lali jamás perdía un fin de semana en la casa de su hermana.
El domingo de noche volvía a la ciudad, con el corazón en un puño. ¡Como le
gustaría vivir con Alegra, su hija, en el campo!
Un auto paró a 20 metros adelante. La puerta del pasajero se abrió.
Como Lali dudó, Peter descendió de su Ferrari, y ordenó:
— Entra, te daré un aventón.
Lali no sabía si llorar ó reír. Pero concluyó que nada de lo que hiciese
tendría efecto en Peter.
— No terminamos de arreglar nuestras cuentas —le dijo él.
— Déjame en paz —Lali al fin gritó.
— Me intentaste lanzar al ostracismo —la acusó Peter. — Nada me
impedirá ajustar cuentas contigo ahora. ¡Entra en el auto!
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