Monday, December 28, 2015

capitulo 11

¿Me elegiste en alguna revista de sociedad? ¿O me viste personalmente antes? ¿Me echaste un vistazo y saliste corriendo a decírselo a papá? «Papá: éste es el que me gusta». Peter hablaba en serio. Realmente hablaba en serio. - ¡Tú tienes que estar mal de la cabeza! - Hablaremos. Llevo cinco años esperando esta conversación. Todo lo que sé es que el querido Max hizo el trabajo sucio por ti. Me cazasteis como a un animal... - ¡Tú eres un animal, un auténtico insulto a la especie humana! – estalló Lali -. ¡Y encima te lo tienes creído! - ¡Dios! Mi joven dama sabe alzar la voz – dijo cínicamente Peter -. No parece gustarle la verdad. Hiere tu orgullo. Pero sé que he sido atrapado intencionalmente. Yo no sabía siquiera quién era tu padre la primera vez que fui a la casa. Me hizo una proposición de negocios una tercera persona, y fui citado allí. Y ocurrió justamente que tu padre no se encontraba en casa cuando llegué. Pero, ¡Oh, sorpresa! ¡Estabas tú! Llevabas algo blanco y romántico, y adornabas con flores el recinto, es decir estabas armada hasta los dientes con tus encantos virginales. Lo recuerdo perfectamente. - ¡No fue así! - Cualquier griego con sangre en las venas se hubiese rendido a tus encantos con mirarte dos veces – le dijo Peter con resentimiento -. ¡Y tú ahí, todo sonrisas tímidas y con rubor en las mejillas, comiéndome con esos ojos cafe como si llevases una semana de ayuno! - ¡Basta ya! – la voz de Lali casi se rompió. - Entonces me invitaron a cenar y tú tocaste el piano, y cantaste como un ángel. Todas tus virtudes puestas en juego para mí. Y no sé cómo fue, pero finalmente el negocio pasó a un segundo plano, y se me olvidó. Para que sepas, había sólo dos preguntas que me interesaba hacer, pero no era pertinente hacerlas esa noche. - ¿Sí? – Lali trataba de borrar los recuerdos penosos de ese día. - ¿Tenías suficiente edad para obtener el consentimiento de tu padre? ¿Intentaba tu padre protegerte del mundo y de los depredadores como yo? El matrimonio no estaba entonces en mi cabeza, y nunca había estado. Lali sintió nauseas. Peter siguió hablando: - ¿Y de quién fue la idea de que me quedara a cenar? Tuya. Tú le dijiste a él que me querías y eso fue todo. Luego él escarbó y escarbó, hasta sacar a la luz cosas que sólo dos personas vivas sabían, y que ninguna de los dos iba a contar jamás. - ¿Qué averiguó? – preguntó ella ansiosa. - Tú lo sabes... Max sabía perfectamente que no viviría muchos años. Y no se fue a la tumba con el secreto – dijo Peter. - Él no me reveló nada. - Y si tú no lo tienes, debes saber quién lo tiene. El chofer abrió la puerta y ella casi se cae del asiento. Miró la calle del barrio residencial casi con pánico. Hubiese querido correr. Ella sabía dónde estaba. Era el apartamento de Peter en París donde ella había pasado una noche de bodas inolvidable, sola. - Inténtalo – dijo Peter con tranquilidad -. Corre y verás qué pasa. No llegarías ni a la esquina. Aterrada, Lali entró en el edificio frente a ellos, y se metió en el ascensor. - Recuerdos... – dijo Peter, como si pudiera ver lo que ella estaba pensando.

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