Monday, December 28, 2015

capitulo 14

¿Se refería a su bienestar o a su propia seguridad? ¿Era por ello que había tirado la puerta como un hombre de las cavernas? ¿Tenía miedo de que se hubiese tirado por la ventana o de que fuera a hacerlo? Evidentemente esto último lo hubiese puesto en un aprieto. Lali, echándole una mirada de incredulidad, comenzó a recoger su ropa. - Tu piel tiene el color de las camelias – dijo él. Peter estaba mirando descaradamente, algo que la turbaba terriblemente. - Tira la toalla – le exigió. Lali no podía creer lo que oía. PeroPeter esperaba que su orden fuese cumplida. Lo demostraba en su gesto expectante. Lali sintió que se le secaban los labios, que sus pulmones se quedaban sin aire, que un calor asfixiante se apoderaba de su cuerpo entero. Sus pechos de pronto se volvieron pesados, sus pezones se irguieron volviéndose más sensibles. - Eres tan pequeña, pero guardas unas proporciones tan perfectas... – musitó él en el denso silencio. Lali no podía creer lo que oía de la boca de Peter. Éste era un Peter que ella jamás había conocido, pero que de algún modo siempre había sospechado que podía existir. Era un hombre que despedía una vigorosa sexualidad. Había algo peligrosamente fascinante en la corriente sexual que emanaba de él, algo atávico y elemental. Daba la sensación de ser depredador como él mismo se había nombrado alguna vez con candor. Y lo era, ahora ella lo podía comprobar. - ¿Me disculpas? Voy a vestirme, si no te importa – murmuró ella inexpresiva. - ¿No hablarás en serio, verdad? – dijo él como si ella fuera la que se estaba comportando de modo extraño. Lali estaba indignada. Peter podía dejar de lado el odio y el resentimiento que había entre ellos y pensar en el sexo. ¿Por qué? ¿Por qué estaba medio desnuda solamente? Parecía que la lívido de Peter despertase con poca cosa. - Quiero vestirme – insistió. - Eres tímida. Pero me has estado esperando durante mucho tiempo – dijo él con satisfacción. Lali rió. No pudo evitarlo. Era una risa histérica que rompía el silencio como un cristal que se rompe. - Basta... - Se le cayó la ropa de las manos al darse la vuelta y taparse la cara con las manos temblorosas. Era un gesto histérico, descontrolado, que la asaltaba sin aviso. Estaba furiosa por su propia reacción, pero su furia aumentó aún más cuando sintió los brazos de Peter alrededor de ella, asaltándola por la espalda. Se quedó paralizada. Él la había empujado contra un cuerpo tibio y vigoroso, amenazándola con un contacto físico tan turbador como desconocido. No podía creer que él la estuviera tocando. Parecía algo irreal. Durante cinco años se había comportado como un leproso que se aparta. Y ahora, de repente, quería tocarla, como si estuviera en su derecho. Pero no tenía ningún derecho, y no deseaba sus manos sobre su cuerpo. - Tal vez no sepas dónde está ese certificado. Tal vez lo haya destruido Max. Pero quizás lo tenga alguien en sus manos esperando para activarlo como una bomba... Las palabras que usó la hicieron temblar.

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