Friday, January 1, 2016
capitulo 27
- Ve a darte una buena ducha, y piensa mientras tanto cuáles son tus opciones –
le aconsejó Peter secamente -. Y cuando termines, piensa entonces cuánto has
pensado en Benjamanin anoche, cuando estabas en mis brazos.
- ¡Cerdo! – era una palabra que no le gustaba a Lali pero le salió
espontáneamente, sin pensarlo.
- ¿Y por qué me llamas así?
Lali se quedó paralizada ante la mirada de hielo de él.
- ¿Por qué? – insistió él.
- Bueno, ¿y por qué no, si lo eres? – por fin dijo ella.
- Puedo soportarlo – hizo una pausa y agregó. - Lali, podemos formar un buen
matrimonio. Métetelo en la cabeza.
- Debes de estar bromeando.
- Sé que quieres seguir con el papel de víctima, le has tomado simpatía, pero te
estoy pidiendo que nos des una oportunidad.
Lali podía adivinar en los rasgos de Peter la tensión de un orgullo doblegado,
como si en la proposición que acababa de hacer de algún modo lo perdiese.
Lali no quiso verse afectada por el cambio emocional en Peter. Por lo que, en
silencio, se alejó de él rápidamente.
- Lali, ¿quieres la información que tengo de Benjamin?
Lali sintió que se le revolvía el estómago. ¡Dios, Peter no tenía escrúpulos! ¿Cómo
había averiguado tantísimas cosas acerca de Benjamin la noche anterior? Los datos
personales sobre Benjamin podrían ser ciertos, pero lo demás no eran más que
mentiras. El tipo de mentiras que Peter podía inventar cuando estaba dispuesto a
lograr un objetivo. Y estaba claro que quería rebajar a Benjamin, y que ella perdiera la fe
que había depositado en él. Pero Peter no se daba cuenta de lo fuerte que era ese
amor. ¿Qué sabía el sobre el amor? Jamás lo había tenido en cuenta, ni para
casarse ni para sus relaciones extramatrimoniales. Peter no podía comprender su
relación con Benjamin. Benjamin la escuchaba, la animaba, estaba interesado en ella, la
cuidaba. Y no estaba dispuesta a perder la oportunidad que la vida le había dado de
amar y ser amada.
Peter podía encontrar muchas mujeres que pudieran cumplir los requisitos de una
esposa para él. Una esposa guapa, atractiva, incluso una esposa que cerrara los
ojos ante las infidelidades, algo que las mujeres, según él, no podían comprender.
Durante el vuelo a Londres un dolor de cabeza intenso se apoderó de ella.
Atravesó el aeropuerto a tientas, y prácticamente llegó arrastrándose hasta su
casa. La criada, al verla llegar con esa cara, rápidamente cerró las cortinas y la
ayudó a acostarse. En la soledad, Lali lloró amargamente, sin pensar en nada,
simplemente lloró y lloró.
A la mañana siguiente se sintió fuerte otra vez. Y fue capaz de hacer planes y
cumplirlos. La única joya que tenía que le pertenecía enteramente era un collar de
diamantes que había pertenecido a su abuela materna. Era lo único que podía
ayudarla a conseguir la libertad. Necesitaba dinero para vivir hasta que se
acostumbrase al cambio y pudiera ver qué podía hacer. Y si bien sabía que iba a ser
una sorpresa para Peter, no dudaba que sería una tarea difícil para ella adaptarse a la
nueva situación.
Al salir de casa de Peter, Lali no llevaba nada de lo que perteneciera a su antigua
vida: ni tarjetas de crédito, ni joyas, ni trajes de noche. No tenía derecho al dinero
de Peter, ni a que él la mantuviera. Después de todo, no había sido su esposa de verdad. Entonces, ¿por qué iba a pedir el divorcio de él, si podía pedir la nulidad
matrimonial? Su matrimonio había sido producto del chantaje. Su disolución iba a
ser muy sencilla seguramente.
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