Friday, January 1, 2016
capitulo 30
Eres mi esposa.
- ¿Desde cuándo? ¿Crees que alimentándome y vistiéndome ya está todo
cubierto? Bueno, puedes quedarte con tu ropa y tu comida y tu asqueroso dinero.
No quiero nada. Igual que no te quiero a ti.
- Tú siempre me has querido...
- Has perdido el tren. Te he olvidado hace mucho tiempo – dijo Lali con una
alegría llena de resentimiento.
- Pero aún quieres que pague por mi actitud –dijo Peter con rabia contenida -. Por
eso te vas sin siquiera decírmelo. Ni siquiera una nota...
- ¿Y qué esperabas? Un «querido Peter, han sido unos cinco años horribles,
adiós»?
- Lo has traído a mi casa – murmur Peter bruscamente.
Lali se puso blanca, y se quedó muda ante la noticia de que Peter sabía que Benjamin
había estado en su casa.
- Y seguramente no te hubiese importado llevarlo a nuestra cama también.
Lali se rió cínicamente. Por fin tendría la oportunidad de decirle algunas cosas.
- ¡Jamás hemos tenido una cama nuestra!
- ¡Basta ya! Estoy tratando de no perder los estribos – dijo Peter tensando los
músculos de la boca.
- ¡Me da igual! Quiero que te vayas.
- No me iré sin ti.
- ¿Por qué? ¿Qué tengo yo de especial? ¿Por qué no te vas con todas esas
mujeres con las que andas? ¿O crees que no me entero del todo de lo que pasa
aquí? ¿O es que todas esas chicas atractivas eran una tapadera como lo era nuestro
matrimonio? ¿Por qué quieres que me quede? ¿Es que eres homosexual y te sirvo
para cubrir las formas?
En el mismo momento en que ella pronunció esas palabras, se arrepintió de
ellas.
Los rasgos de la cara de Peter parecían a punto de estallar de furia.
- No... Homosexual no – mientras lo decía se quitó la chaqueta y se aflojó la
corbata -. Tal vez necesites una demostración...
Lali sabía que no había peor insulto para Peter, y en cierto modo se sentía
satisfecha por haberlo disgustado tanto como él a ella.
- ¿Qué estás haciendo?
- Algo que debí hacer hace años – Peter se quitó la camisa dejándola junto a la
chaqueta.
- ¿Puedes volver a ponerte la ropa, por favor? – dijo Lali titubeando, y sabía
perfectamente que sus palabras sonaban ridículas, un hecho que poco la ayudaba
en esa situación.
- ¿Te asusta ver algo que tal vez te guste? ¡Dios! Y pensar que estuve a punto
de malgastar mi tiempo en cortejar a mi esposa. ¡Pensar que había pensado en
hacer cosas estúpidas, como comprarte flores o invitarte a salir! Sube a esa cama.
- ¿Te has vuelto loco?
Antes que pudiera moverse, Peter la había alzado y la había depositado en un
diván que había detrás de ella. Se subió encima de ella con tanta rapidez que no le
quedó ni la más mínima esperanza de poder escapar. La situación la sobrepasaba.
- Eres mi esposa – la voz de Peter sonó como un gruñido, y por el tono empleado
parecía que con esa afirmación estaba justificado.
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment