Saturday, July 11, 2015

capitulo 22

-Solo será un trámite. Quiero decir que será en secreto, nadie tiene por qué enterarse. Pero si no hubiese jugado ese as, no habría tenido ni la más remota posibilidad de entrar en Quamar -protestó Lali con vehemencia-. El tema de la boda es solo para asegurarme de que Peter me ayude . Él no pensaba hacerlo, solo me hacía promesas... te lo digo en serio, el matrimonio durará poco. -¿Por qué?
Lali tomó aliento.
-El abuelo de Ben pronto perderá interés en él y por supuesto, para entonces, yo ya habré aclarado quién soy realmente, así que podré traerme a Ben a casa, o... o quizás habrá alguna pareja, como sugirió Peter, que quiera adoptarlo. Si eso sucede, te juro que aceptaré la situación y me retiraré contenta.
-No lo has meditado bien -dijo Julia con creciente frustración-. En lo único en lo que has pensado es en Ben. .
-Sí -afirmó Lali-, y es mi obligación, ya que no hay nadie más que lo pueda hacer. Al menos podré estar allí hasta que no me necesite más.
-Nunca te había visto así. Ojalá Rocio hubiera dejado un testamento -suspiró Julia, contemplando al rostro de la joven, que mostraba una inusitada obcecación-. Me sorprende que no lo haya hecho, porque dijo que haría redactar uno.
-También dijo que primero tenía que encontrar un notario guapo -dijo Lali, embozando una triste sonrisa al recordarlo-. Pero un testamento no cambiaría la situación.
-Quizás sí. Puede que Rocio no fuese una buena madre, pero sabía perfectamente que tú sí lo eras. Sin prestarle demasiada atención, Lali cerró la maleta y la arrastró hasta la entrada, donde ya se hallaba la que había hecho para Ben.
-Lali -dijo Julia-, un hombre que te desprecia no hará nada por ayudarte, incluso puede que quiera castigarte por haberlo puesto en esa situación. Déjame que vaya a verlo y le diga quién eres en realidad...
De camino al consulado de Quamar a la mañana siguiente, Lali pensaba en esa conversación con tristeza, ya que siempre antes había seguido los consejos de su amiga. Pero revelar su verdadera identidad era demasiado peligroso y no estaba dispuesta a arriesgar ninguna posibilidad de volver a ver a Ben. El niño la necesitaba y haría cualquier cosa por estar con él.
Se sentía incómoda con el ajustado traje de diseño que le había regalado Rocio y que apenas había usado antes. Con la autoestima por los suelos desde que era adolescente, siempre se había refugiado en la ropa amplia, decidida a no intentar competir con la figura sensual de Rocio.
Cuando Lali tenía quince años, Rocio había convencido a un amigo de que la invitase a salir. Sin saber que su prima había sido la causante, Lali se llenó de ilusión. La felicidad le duró poco. .
-¡Por supuesto que no me gusta! -oyó que el chico decía a un amigo al volver de los aseos después de la película-. Rocio me dio veinte pavos para que la sacase a pasear.
Lali lloró desconsoladamente aquella noche, pero nunca le dijo a Rocio que se había enterado de la verdad. Y cuando cuatro años más tarde Rocio le birló su primer novio formal, Lali no se lo tomó a mal. Después de todo, Gaston era muy guapo y desde el momento en que demostró interés en ella, a Lali le había parecido un sueño que no se merecía.
Un par de años después de aquella experiencia, Lali ya se había resignado a basar su vida social en relaciones con amigas. La vida así era mucho más simple y sencilla. Se acostumbró a bromear diciendo que cuando un hombre se acercaba a ella era porque estaba borracho o para llorar en su hombro. Además, con Rocio siempre de fiesta y su resistencia a contratar a una niñera, los últimos años se había quedado en casa muchas veces.
Ojalá no hubiese besado a Peter, pensó incómoda. ¡No una, sino dos veces! ¡Qué ridículo había hecho! Pero él no lo sabía, creía que ella era una descocada que actuaba según su reputación, lo cual era un consuelo. La intimidad añadía una dimensión personal, haciendo más difícil mantener una distancia digna.
Pues bien, las tonterías como esa no se repetirían, se dijo.
En el consulado, la condujeron hasta una sala en la que había dos hombres serios, que se presentaron como abogados. Se sintió totalmente intimidada por la forma en que se estaban desarrollando los acontecimientos. Al rato era un manojo de nervios mientras se preguntaba cuánto sabrían ellos sobre la situación entre Peter y ella. Le pusieron delante un documento que describieron como contrato de matrimonio y confidencialidad.

2 comments: