¡Pero estábamos hablando de divorcio! –Lali exclamó confundida, percibiendo que Peter la cargara hasta el cuarto. – ¡Acabo de decir que me quiero separar de ti!
Cuando me presentes razones que justifiquen esa actitud, voy a pensar en el asunto. En este momento, estoy teniendo otras ideas –dijo Peter.
No voy a ir a la cama contigo de nuevo... ¡Eso estaría mal! –Lali intentó argumentar, evitando mirar a Peter y flaqueando su determinación.
Malo sería no hacer lo que deseamos en este momento. –Duarte la colocó en el piso, aprovechando para sacar el zapato que ella aún mantenía en uno de sus pies.
Peter, estoy hablando en serio...
También yo –le dijo con voz ronca, mientras intentaba lidiar con los botones del vestido que ella usaba. – Te deseo, aquí, ahora. Y rápido...
Pero no me dijiste porqué me llamaste hoy... –su voz se quebró, afectada con el aire enamorado con que Peter la miraba. Era tan claro el deseo que él sentía, que Lali percibió que un sopor comenzaba a dominar sus sentidos.
Ya hablé mucho por un día. Pedí disculpas por haberte juzgado tan mal y voy a intentar compensarte por los sufrimientos que tuviste. –Peter aprovechó el momento para sacarse la corbata y desabotonar su camisa. – Aunque no hayas dicho todas las verdades del mundo.
Está bien. Mentí cuando afirmé que no quería que me tocaras –Lali confesó, sintiendo que entraba en desesperación. – Y deja de sacarte la camisa, ¡sino perderé la cabeza y me voy a arrepentir después de mi debilidad!
La mirada de Peter mostraba claramente la satisfacción que sentía.
Esta es una batalla que ya perdiste, querida.
No puedo... no debo... Esto está mal y no va a resolver nuestros problemas –Lali argumentó sabiendo que no lo convencería a cambiar de idea.
Peter se sacó la camisa y parecía un dios griego parado frente a ella, ansioso por poder liberarla de aquel vestido extravagante.
No hay problema que no pueda ser discutido después, ¿no es verdad? –él casi no le prestaba atención a lo que decía porque consiguió sacarle el vestido y ahora se empeñaba en el sostén. Al conseguirlo, la miró de manera irresistible que la hizo desistir de argumentar lo que quiera que fuese. – Te quiero tanto, querida...
Lali se recostó en él, cuando debería estar intentando escapar de aquel cuarto. También quería poderse entregar a aquel hombre que amaba. Peter comenzó a acariciar su cuerpo, y Lali supo que, si aquella era una batalla, tal vez no fuese ella la derrotada. El placer que sentía era un premio, no un castigo. Estaba desnuda, y él
ahora mordisqueaba sus pezones, dejándola excitada y al mismo tiempo sorprendida de que, aún habiendo conocido antes estos placeres, era como si aquella fuese la primera vez.
mas nove ♥
ReplyDeletemas =)
ReplyDeleteotro genia
ReplyDeletesube mas
ReplyDelete+++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++==
ReplyDeleteno me lo dejes alli mas
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