Nada era más importante que la propia familia, Peter dijo momentos atrás. Esa era una especie de respuesta a la pregunta que ella hizo en el auto. Santino justificaba su presencia en la casa. Él soportaría a la esposa que pensaba lo traicionó, porque quería la felicidad de su hijo. Ciertamente intentaría vivir bien con ella.
¿Y dónde Maria cuadraba en esa nueva realidad? Aquella noche, se quedó esperando inútilmente a Peter. La puerta que él derribara fue sustituida por otra, y no la trancara. Peter debía haber quedado lastimado porque no quiso participar de aquel momento de cariño cuando estaban en el cuarto de Santino. Era demasiado orgulloso para buscarla.
Entonces, se equivocara de novo.
Lali estaba sola, pensando en el hombre que amaba y creyendo que él estaba ahora involucrado con otra mujer, exactamente aquella que, en el pasado, fingió ser su amiga. ¿En qué se equivocó? Rechazó su beso llevada por el resto de orgullo que aún tenía. Tal vez hubiese perdido la oportunidad de recomenzar la vida al lado de su marido.
Cinco días más tarde, Lali estaba entrando en desesperación, porque no conseguía hacer un arreglo de flores para la entrada principal. Esa noche sería la fiesta que Maria se encargara de organizar. Para empeorar las cosas, el lugar donde estuvo el retrato de Luna quedó marcado y por más que Lali intentase esconder con muebles y otros cuadros, las manchas aún aparecían. Llegara casi a pedir que el antiguo retrato fuese puesto de vuelta no salón, y sólo no hizo un pedido tan absurdo a Peter porque temía su reacción.
La relación entre ella y Peter no iba muy bien. Él era delicado, la trataba con respeto, no en tanto nunca más la buscó en el cuarto. Lali dormía atenta a cualquier ruido, deseando que su marido apareciese ni aunque fuese preciso derrumbar la nueva porta. Como siempre supo la importancia que Peter daba a la relación sexual, se quedaba torturándose con la idea que él debería estar haciendo el amor con Maria. La rubia sexy debería estar tramando algo para sacar a Lali de la vida de Peter, como hizo antes, naturalmente.
Lali recordaba que fue Maria quien sugiriera que posase para un retrato que debería sustituir el de Luna. Le presentara a Benjamin y le aseguró que era un excelente pintor. Lali no aceptó en posar para el cuadro, pues se convenció que su retrato no podría ser comparado con el de Luna. Terminó concordando, cediendo a la insistencia de Maria para conocer a Benjamin.
Cuando Lali conoció a Benjamin en el apartamento de la secretaria, él estaba acompañado de su novia, una divorciada rica y posesiva que se irritara cada vez que el pintor conversaba con alguna mujer. Benjamin no había coqueteado con Lali en ninguna de
las veces que fue al estudio que él montó al lado de la mansión de Sintra. Al principio, la divorciada se quedaba en el estudio viéndolo pintar, después se cansó y desapareció.
quierooooooooooo
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