Con Benjamin viviendo tan cerca de la quinta de Lanzani, Lali lo invitó a cenar con ella y Peter, sin revelarle al marido que estaba posando para el pintor, pues quería hacerle una sorpresa cuando el cuadro estuviese pronto.
Después de la cenar, Peter y Benjamin habían conversado sobre varios asuntos y cualquiera que fuese la opinión de Benjamin, Peter se colocaba contra ella. Después de eso, Lali creyó mejor no reunirlos en otras cenas.
Estaba en el comienzo del embarazo y tenía náuseas todas las mañanas. Había comenzado a sentirse abandonada porque Peter no quisiera tener más sexo con ella, desde que supo que estaba embarazada. Benjamin continuaba pintando su retrato, y el resultado parecía estar siendo muy bueno. Lali estaba encontrándose bonita en la pintura porque Benjamin realzara sus trazos y escondiera los defectos de su rostro.
La noche que el pintor apareció sin avisar, Lali se había sorprendido, pero no le dijo que se fuera. Pensó que él sólo quería conversar, pero le había extrañado cuando él comenzó a criticar a Peter y decir que su marido no la valorizaba y no merecía la suerte que tenía en tenerla como esposa. Quedó impresionada con su entusiasmo y de repente, Benjamin confesó estar enamorado de ella. Oyó una declaración de amor de un hombre que no era su marido. Recordara en aquel momento la ocasión en que Peter dijo abiertamente que sólo le gustaba, no la amaba.
¡Mi Dios! –Peter murmuró detrás de ella, y a Lali, inmersa en sus recuerdos, le llevó cierto tiempo volver a la realidad y ver que su marido se refería al arreglo de flores que intentaba hacer. – ¿Qué pasó con el florero? ¿Se quebró? –Peter preguntó, apuntando al florero y las flores que estaban en el piso.
No, estoy intentando arreglar las flores. Sé que el arreglo está horroroso, no soy buena en lidiar con este tipo de cosas.
Y no precisas serlo. ¿Estás tan afectada sólo porque no sabes arreglar algunas flores en un florero?
Es porque la mayoría de las mujeres sabe hacerlo, y yo tengo que confesar que no soy buena en nada –Lali se lamentó con amargura.
Subió la escalera corriendo, estaba prácticamente llorando. De reojo, vio que el chofer de Peter entraba cargando varias cajas con arreglos de flores. Él se encargó de los arreglos, sabiendo que ella no iba a hacer nada bien.
La noche sería como las del pasado. Sería humillada por los invitados, mientras Maria ciertamente se comportaría como si fuese la verdadera dueña de casa.
Lali ni sabía aún lo que se podría aquella noche. Entró en el cuarto, pero varias criadas estaban sacando todo de los armarios, y la cama estaba deshecha. Era como si la estuviesen desalojando de allí. Tenía que encontrar un lugar donde pudiese llorar sin ver a nadie. Tuvo que parar su fuga porque alguien se colocara en el camino y le bloqueaba el pasaje.
Cálmate. –Peter la sostenía para que no escapase.
¿Cómo me voy a calmar? ¿Para dónde debo ir, si ni siquiera tengo mi cuarto?
¿Debo buscar el sótano y quedarme en medio de los ratones?
No dejes que tu imaginación vaya demasiado lejos, Lali. No tenemos ratones aquí ni en cualquier parte de la casa. Lo que puedes encontrar en el sótano son botellas de vino, ¡de mi vino!
Pero por lo menos hay un ratón en esta casa.
¿Estás bromeando? –Peter preguntó alarmado.
mas nove
ReplyDeleteotro
ReplyDeleteno lo dejes ayi sube mas porfavor
ReplyDeletemas novela
ReplyDeletesube mas
ReplyDeleteCreo que lali está muy suceptible a veces no la entiendo
ReplyDelete