No puedo culpar a Lali por haber confiado en ti, ya que yo mismo lo hice –Peter dijo fríamente, estudiando la reacción de su secretaria. – Y deja de decir que somos amantes, si no abro un proceso por difamación.
¿Y cómo vas a probar que no dormimos juntos? –Maria preguntó a Peter con aire triunfante. – Y tú nunca tendrás la certeza que Peter no fue mi amante, ¿ó si Lali?
¿Estás queriendo aplicar nuevamente el golpe que diste a tu antiguo jefe, en Inglaterra? –Peter preguntó.
¡Benjamin! –Maria se volvió furiosa hacia su primo.
Lo siento mucho, pero me dijiste que comenzarías una vida diferente, aquí, en Portugal.
¿Ya hiciste una cosa como esta antes? –Lali le preguntó a Maria, horrorizada por haber sido amiga de una persona tan despreciable.
Su ex-jefe también era casado –Benjamin comenzó a hablar. – Ella comenzó a desparramar que eran amantes y lo chantajeó. Su jefe fue a la policía, y ella casi fue presa. Sólo se libró de la acusación, porque dijo estar en una crisis nerviosa. Fue entonces que se mudó a Portugal.
¿Pretendías chantajear a mi marido? –Lali se volvió furiosa hacia Maria que se dirigía a la salida, actuando como si hubiese sido ofendida.
Nada de eso. Lo que ella quería era casarse con tu marido –dijo Benjamin, riendo. – Pero para conseguirlo, tenía que librarse de ti, Lali. Y ahí yo debía entrar y dejar loco a tu marido. Perdóname por haber estropeado tanto tu vida. De verdad me enamoré de ti, soy muy romántico, y tú me parecías una esposa desatendida por su marido.
Eso ya no pasa ni pasará en el futuro –Peter lo interrumpió. – Y tú ya confesaste que te enamoras muy fácilmente.
Si, eso es verdad. Culpa a mi temperamento artístico. –Benjamin se rió sin vergüenza.
Podrías haberme contado lo que tu prima pretendía –Lali lo censuró.
Él quería conquistarte –Peter aclaró.
Juro que pretendía contar todo sobre Maria, pero te separaste de Peter y desapareciste. Intenté hablar contigo en Douro, pero no me recibiste, ¿te acuerdas?
Yo también exigí que te mantuvieras lejos de Lali. Me acuerdo que intentaste contarme algo, pero estaba tan rabioso que no quería escuchar nada.
Y tuve miedo de buscar a Lali nuevamente... –Benjamin confesó.
Bueno, ahora ya aclaramos todo, y tú puedes volver a esquiar.
Y lo voy a hacer. Gracias por dejarme volar en tu avioncito privado. Soy un hombre de suerte –Benjamin reconoció.
Lali miró a Benjamin sorprendida con tanta inmadurez.
Gracias a Benjamin, sé que Maria es una mujer peligrosa. Si no fuese por su confesión, podrías continuar pensando que tuve una aventura con Maria, lo que nunca pasó.
¿Cuándo te diste cuenta que ella estaba mintiendo? –Lali preguntó.
Fue por causa del reloj de su abuelo. Ya te lo conté a eso.
No me contaste nada –Lali retrucó.
Eso porque estaba durmiendo y no quisiste oírme. Bueno, si Maria podía mentir sobre el reloj, también podría haber mentido sobre otras cosas.
¿Y por qué no me dijiste nada a la mañana siguiente, ya que sabías que no te escuché antes?
Quería encontrar pruebas de que no había sido infiel. También me pareció interesante dejarte sentir celos de ella.
Di eso otra vez –Lali pidió.
Yo... ¿Decir qué?
Di que querías que sintiera celos. No creo que escuché bien.
Me habías pedido el divorcio y me dejaste con rabia. Exageré a propósito que era más cordial con Maria de lo que debía, ya que ella era apenas mi secretaria. Quería que sintieras...
¡Celos! –Lali completó radiante.
Creí que no empeoraría nuestra relación, ya que andaba tan mal. Te dejé que pensaras en lo que yo habría hecho en tu ausencia.
No creo que estoy oyendo esto.
También creía que estaba siendo generoso, intentando salvar nuestro matrimonio...
¡Entonces me dejaste pensar que tenías una aventura con Maria!
Fue apenas un impulso. Me diste mucho trabajo para encontrarte a ti y al niño y quise hacerte sufrir un poco.
Lali entendía todo. Él sufrió con su fuga, y su orgullo estaba herido. Nunca había sido indiferente a ella.
Maria la engañó fácilmente, aprovechándose de su ingenuidad e inseguridad. Como fue estúpida en nunca haber preguntado porqué no le devolvía las llamadas.
Nunca encontré a Maria atractiva –Peter confidenció. – No me gustan las mujeres racionales, pero tengo que reconocer que siempre fue una excelente secretaria.
Entonces cuando te conté lo que pasara entre nosotras, ¿te enfureciste con ella y no conmigo? Entendí todo mal –Lali reconoció.
Claro que estaba furioso, pero conmigo mismo, por haberme dejado engañar por las maquinaciones de Maria. Si hubiese sido un mejor marido, no habrías sido tan fácil de engañar.
También fui una boba.
Puedes estar segura que nunca discutí mi vida privada con Maria. Tuvimos apenas la relación natural de quienes trabajan todo el día juntos.
Perdóname por haber dudado de ti. Siempre fuiste tan reservado, nunca hacías confidencias... Fue bueno cuando me contaste todo aquello sobre Luna.
No quería que supieras lo que había sufrido con mi primera mujer. Ni pensé que sufrías creyendo que sentía su falta.
se biene el final no quiero
ReplyDeletemassssssssss
ReplyDeletemassssssssssssss
ReplyDelete