Saturday, November 14, 2015

capitulo 40

—No tienes nada que esconder. No puedes. Y me gusta así. Gozo con el hecho de ver que sientes todo lo que me demuestras...
—¿Sí? —musitó ella.
Enseguida, bajó los ojos. Se sentía presa de una intensa mortificación...
—Mírame... —insistió Peter. Lali cerró los ojos—. Lali... si me deseas, mírame.
Durante un instante, ella se sintió como un juguete que Peter controlaba. Abrió los ojos y vio que él se tumbaba sobre la cama, dominante y masculino, pero absolutamente irresistible. Miró... claro que miró. Se sentía literalmente inmovilizada por el poder de aquellos ojos verdes.
Con una profunda risotada de satisfacción. Peter dejó que la punta de la lengua acariciara suavemente los labios de Lali, para luego deslizarse entre ellos, con un erótico movimiento que hizo que el corazón de la joven latiera a toda velocidad. Entonces, se incorporó ligeramente y se despojó de los calzoncillos. En aquel momento, Lali se sonrojó aún más. Nunca antes había visto a un hombre en aquel estado, ni había querido hacerlo, pero allí estaba, con el sexo completamente erguido. Parecía haber más de lo que ella, en su ingenuidad, había esperado.
—¿Qué pasa? —preguntó Peter, al notar algo extraño inmediatamente.
—Nada...
Ya se había resignado ante la perspectiva del dolor, pero se consoló al pensar que, lo que ella había creído que se desarrollaba durante horas, apenas sobrepasaba el minuto.
Peter se cernió sobre ella con la gracia de un predador. Volvió a juguetear con la boca de la joven, mientras con una mano le acariciaba suavemente un pecho y hacía que su rosada cima se irguiera de nuevo entre sus dedos. Toda la aprensión que ella estaba sintiendo en aquellos momentos desapareció mediante un largo suspiro, mientras las caderas se le levantaban de la cama en un movimiento instintivo más viejo que el propio tiempo...
—Quiero torturarte de placer,
bella mía.
Deslizó un dedo entre los labios entreabiertos de Lali. Ella lo lamió instintivamente. Poco a poco, el deseo volvía a despertarse dentro de ella.
—Quiero que me supliques —añadió Peter, frotándose contra ella para que pudiera sentir la dura y potente fuerza de su excitación—. Va a ser una noche muy larga...
Lali se sintió reaccionar ante aquellas palabras de amenaza sensual. Sintió que, de nuevo, se deshacía por dentro, que era esclava de aquella voz, del cálido aroma que emanaba de él y de las seductoras sensaciones que estaba experimentado al notar aquel poderoso cuerpo contra el suyo. Entonces, ella levantó la mano y le tocó una mejilla. Le encantaba tocarlo, sentirlo contra sus
dedos. Se sentía totalmente vinculada a él, atrapada por aquellos maravillosos ojos, en trance...

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