-¿Contarle qué? -preguntó Grant alzando la voz para intimidar.
Pero Lali estaba más allá de toda intimidación.
-Señorita Simons, sucede que Grant es mi padre, y no tengo ninguna intención de estropearle la cena. Cenaré en casa.
Durante algunos segundos, Yolanda se quedó boquiabierta. Lali no se atrevió a mirar a su padre y subió las escaleras en busca de su equipaje.
-¿Tu hija? ¡Tu hija! -gritó Yolanda, rabiosa-. Y me hiciste creer...
Lali se dijo que Grant se llevaría su merecido.
Esperaba que entrara en la habitación de un momento a otro. Como no lo hizo, se preguntó si después de todo llevaría a Yolanda a cenar. Conocía la pasmosa habilidad de su padre para aplacar a las mujeres más furiosas.
A las once se acostó. Una serie de dudas le provocaron una gran inquietud.
Peter había pasado sobre ella como si fuera una apisonadora. Pero, ¿no había ella misma contribuido a su derrumbe? La sinceridad habría resuelto el conflicto entre ellos. Reconoció que en medio de esa violenta polémica no había hecho el menor esfuerzo por contarle a Peter la verdad acerca de Grant.
Le había resultado muy fácil decírselo a Yolanda, pero no al hombre al que amaba. Los celos habían deformado la opinión que Peter tenía de ella. Lali había guardado silencio. Él había querido desquitarse y ella había perdido los estribos, cosa que, según él, hacía con mucha facilidad.
Cuando las fotos que le habían hecho con Grant aparecieron publicadas en los periódicos, comprendió que su separación se volvería permanente. La invadió una sensación muy parecida al pánico y el anhelo por Peter quedó fijado en su pensamiento. Recordó cuán paciente y bondadoso había sido con ella, a pesar de sus insultos, cuando se presentó por primera vez en Lower Ridge. Cuando recordó cómo se internó en la casa en llamas para salvarla, estalló en sollozos y no oyó que llamaban a la puerta.
-Vi que tenías encendida la luz -explicó Grant, al mismo tiempo que ella volvía la cabeza para ocultar sus lágrimas-. Esto me recuerda algo que sucedió hace años, una época que no quisiera volver a vivir contigo.
Se levantó de un salto, perpleja. Grant siempre bebía agua mineral, pero ahora tenía en las manos una copa de brandy.
-He pensado en enviar a la prensa un informe acerca de nosotros en cuanto termine la película. -¿De verdad?
-Realmente no sé por qué he dejado que continuara esta farsa durante tanto tiempo. Bueno...
miento, la verdad es que me ha divertido bastante.
Lali no estaba acostumbrada a ver a su padre con una actitud tan pesimista.
-¿Has tranquilizado a Yolanda?
-No lo necesitaba. Se fue de aquí riendo con todas sus ganas -repuso en tono serio-. Yo me he pasado toda la tarde intentando elaborar un comunicado de prensa acerca de mi hija perdida desde hace mucho tiempo. Espero que no busques razones, pues no las hay. Yo abandoné a tu madre de mala manera. Mañana cumplo cincuenta y dos años y tú eres en mi vida la única persona que me ha importado. Un rastro, una huella de mí, ¿no es cierto?
-Cincuenta y dos -repitió.
Él titubeó y comentó, haciendo girar su copa:
-Háblame de él.
Lali tragó saliva con dificultad.
-No quiero aburrirte.
-Haz que me olvide de lo de mi cumpleaños -la invitó.
Ella empezó por el principio. Grant fue a buscar otra botella y otra copa. Lali le contó tantas cosas acerca de la boda que casi se olvidó de lo demás. Cuando mencionó lo del incendio, Grant la miró horrorizado y soltó un comentario mordaz sobre su gran bondad al mantenerlo informado. Cuando finalmente calló, lloró de nuevo.
-Al menos no va detrás de tu dinero -comentó Grant, sonriente.
-¿Es eso lo único que se te ocurre decir? -le preguntó estupefacta.
-Pienso que Romeo y Julieta dieron con la solución perfecta, pero no lo consideres un buen consejo -repuso en tono de broma-. ¿Por qué no le dijiste que soy tu padre? En realidad le
retorciste el cuello en mi nombre y en el tuyo. Ahora también tengo que cargar con eso en mi conciencia.
Me encantaaa mass
ReplyDeletemasss
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