Tuesday, December 1, 2015

capitulo 28

-Y me alegro. A nadie se le ocurre bañarse en la jungla cuando ha caído el sol.
-No lo haré nunca más -prometió Lali, tomando su ropa del suelo.
-Pero en toda mi vida jamás había visto algo más hermoso que tú... antes de darme cuenta de que tenías otro admirador. Peter le estaba poniendo la blusa mientras ella seguía casi paralizada de horror.
-¿Hermoso?
-Exquisito... tus pechos, tu pelo, el brillo de tu piel. .
Lali experimentó una extraña sensación de poder al comprobar que al hombre le temblaban las manos mientras la ayudaba a vestirse. Y ella no sentía ningún pudor, a pesar de que llevaba unas braguitas mojadas y probablemente transparentes.
-¿Te parecía atractiva? -se oyó decir a sí misma.
-Como una ninfa -contestó Peter, tomando su mano. Unos minutos después, estaban frente a un todoterreno. El la ayudó a subir al asiento sin decir nada y mientras arrancaba, Lali estudió su perfil. En toda su vida, nunca había deseado tocar a nadie como deseaba tocarlo a él, pero apreto los puños, avergonzada de su deseo-. Te gusta jugar con el peligro.
Lali nunca se había sentido más consciente de su cuerpo. Sus pechos parecían haber crecido y sentía una especie de quemazon en el vientre. Cuando Peter la miró, sintió que se derretía. Era así de simple, así de básico, una fuerza demasiado poderosa como para controlarla. La asustaba y la excitaba a la vez saber el poder que aquel hombre tenía sobre ella.
-No me culpes a mí... -empezó a decir.
Peter levantó una mano y la puso sobre sus labios.
-El deseo no suele despertarse de forma tan inmediata. Me intriga, pero no va a poder conmigo. No fantasees con un futuro después de mañana...
Lali sabía que así era, pero no quería, no podía pensar. Prefería concentrarse en el brillo de sus ojos, en el roce sensual del dedo masculino sobre sus labios.
-Nunca había sentido esto.
-Sólo las adolescentes hablan así -censuró él, sonriendo.
-Es posible.
-Tu me deseas y yo te deseo a ti. El deseo sexual no necesita etiquetas.
Peter volvió a tomar el volante. Lali se sentía embriagada de él, intoxicada de deseo.
Era completamente de noche cuando llegaron a la casa. Peter la sacó en sus brazos del coche y Lali rio cuando la levantó muy alto, como si fuera una niña. Al mismo tiempo notó que las luces que había visto encendidas en el primer piso se apagaban, quizá porque el servicio tenía orden de ser discreto con las <aventuras» de su jefe. -Por favor, Peter, déjame en el suelo.
-No hasta que lleguemos a la habitación.
-¿Y Euguenia...?
-Mi hermana se ha ido a la ciudad a pasar la noche con mis primos. Espero que vuelva de mejor humor.
-¿Por qué?
-Porque ha ido de compras -contestó él, subiendo por la escalera. Antes de entrar, se paró para darle un beso lento, sensual, que a Lali le pareció electrizante.

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