Monday, April 27, 2015

capitulo 43

-Las vacas comen hierba.
-Yo quiero comer hierba -dijo Rosie.
-He vuelto hace dos horas -dijo Peter-. Me he cambiado y he ido a ver los establos. Allí no ha habido problemas. ¿Está el desayuno?
-¿El des... desayuno? -dijo Lali con un susurro. Ni siquiera se había molestado en decirle que había vuelto y le pedía el desayuno.
Emilia le había sugerido que preparase la cena todos los días por si volvía y ella había seguido su consejo cocinando algunos platos que satisfarían al gourmet más exquisito. Y de repente, se presentaba sin avisar, con la cocina en un estado lamentable.
En aquellos momentos, Peter le estaba explicando a Rosie la diferencia entre una vaca y un caballo. No podía creerlo, llevaba durmiendo a duras penas toda la semana, preguntándose cómo reaccionaría cuando Peter volviera y era evidente que, ahora que había vuelto, Peter se había olvidado por completo de lo que había sucedido hacía una semana.
-No hay des... desayuno -admitió.
-¿Por qué no? -le preguntó Peter con incredulidad.
-¡A lo mejor Mariano puede darte un cubo! -le espetó Lali, dando repentina salida a su ira.
-Perdona un momento -dijo Peter levantando a Rosie del suelo. La llevó al jardín y se la dejó a un desconcertado Mariano, que andaba merodeando por allí con la esperanza de oír que despedían a Lali.
-¿Por qué has hecho eso? -preguntó Lali con indignación.
-Estás gritando y no quiero que la niña se ponga a llorar. ¿Has dicho un cubo?
-¡No hay agua! ¡Y Mariano no me deja ir a la fuente porque dice que voy a espantar a los caballos! ¡Y la luz va a volver a irse dentro de diez minutos! ¡Así que no hay desayuno! ¡Eres un machista, más anticuado que un dinosaurio! ¿Quién te crees que soy, Superwoman?
Peter miró a su alrededor, observando el caos.
-¿Superwoman? Claro que no -dijo.
Y en aquel momento fue cuando Lali perdió la cabeza. Llevaba una semana lidiando con un batallón de obreros que no paraban de trabajar y de molestar, ensuciándolo todo, sin molestarse en cubrir los muebles, y ni siquiera tenía aspiradora.
Tenía la sensación de que Peter se había pasado la vida atendido por muchas mujeres que no tenían otra cosa que hacer que preocuparse por sus deseos, no sólo en la cama sino en todo lo demás. Probablemente, ni siquiera había tenido que molestarse en pedir las cosas.
-¡Mientras tú te lo pasabas en grande con tu bomboncito en Londres, yo me he matado a trabajar! -exclamó Lali, con los ojos brillantes como chocolate-. ¡Y ni siquiera has llamado! ¡No me dejaste dinero! ¡Ni siquiera tienes aspi... aspiradora! ¡Ni lava... lavadora! ¡Se han caído dos techos y hoy se ha inundado la co... cocina!
es igual que estar casados...
-¡No tendrás tanta suerte! ¡Eres el hombre más egocéntrico y ego... ego...!
-¿Egoísta?
-Y -prosiguió Lali con los ojos llenos de lágrimas- estoy hecha un asco y no... no tengo ropa limpia que ponerme.

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