-Sí -dijo Lali, que se daba cuenta de que empezaba a reaccionar como si todo hubiera ocurrido realmente-, yo también me quedé muy sorprendida.
Peter apretó la mandíbula.
-Sigue -dijo.
Lali respiró profundamente.
-Y entonces nosotros... no... nosotros lo hicimos -susurró.
-Lo hicimos -repitió Peter-. Tu talento para inventar historias es más extraordinario cada minuto que pasa. Admites que yo estaba muy mal...
La tensión crecía por momentos.
-Sí, pero...
-Yo apenas te conocía. Tú eras sólo una niña.
-Tenía ca... casi dieciocho años -dijo Lali cubriéndose el rostro con las manos. Era como si ya no supiera qué era verdad o mentira, y lágrimas de emoción se derramaron por sus mejillas.
-Para mí eras una niña. Incluso en el estado en que estaba no creo que te hubiera tocado.
Lali pensó que no estaba interpretando su papel con suficiente convicción y, si no se esforzaba más, Peter acabaría por arrancarle la verdad. De modo que se concentró en aquella noche.
-Estabas muy enfadado por lo de tu abuelo... decías que El... Candela era una mujerzuela... Yo no sabía por qué estabas tan enfadado.
-¿Estás diciendo que te violé?
-¡No! -exclamó Lali secándose las lágrimas con el dorso de la mano.
-Entonces estás diciendo que te hice el amor para vengarme de tu padre y de tu hermana.
La sugerencia colgó en el aire y Lali no dijo nada porque ése era el motivo que Peter necesitaba para aceptar que lahistoria podía ser cierta.
-Yo no sabía nada de la partida de póquer...
-¿Y caíste entre mis brazos sin una queja? Creías que estaba borracho, admites que estaba enfadado, que había insultado a tu hermana...
-Yo no pensaba en lo que estaba haciendo -dijo Lali, consciente de que añadía credibilidad a la historia-. ¡Tan sólo ocurrió!
-Pero yo no lo recuerdo. Sólo recuerdo parte de lo que ocurrió aquella noche, lo demás está en blanco, y tú te estás sirviendo de eso, ¿verdad?
-No puedo evitar que pienses eso -masculló Lali entre dientes.
-Y quieres ser tú la que rellene esos espacios en blanco. Y dime, ¿cómo lo hicimos? -dijo Peter mofándose de la expresión que Lali había pronunciado.
Lali lo miró con consternación.
-Quiero los detalles -insistió Peter.
-¡No tienes ningún derecho a humillarme!
-Creo que tengo todo el derecho, cuando me estás acusando de la paternidad de una niña -dijo Peter desafiante-. Me temo que esta noche no es posible hacer las
pruebas de ADN.
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