Tuesday, April 28, 2015

capitulo 75

Emilia acudió al vestíbulo.
-Qué feliz soy por vosotros...
-Creías que no ibas a ver este día, ¿verdad? -dijo Peter.
Una vez en el coche, Lali le preguntó:
-¿Por qué le has hablado a Emilia de nosotros?
-Mariano me ha tratado como aun corruptor de menores desde que ayer oyó a Candela -dijo Peter.
-¿Qué?
-Según Candela, tú eres una adolescente y yo diez años mayor. Y la verdad es que no puedo decir nada en contra.
Lali se retorció en el asiento, cada vez más nerviosa por la importancia y la dimensión que estaba adquiriendo su mentira.
Los Allan vivían en lo que debió ser una antigua granja, que se había convertido en una mansión, rodeada de grandes extensiones. Davis Allan, un hombre de cerca de sesenta años, los recibió en la puerta.
-Siempre eres el último en llegar, Peter... Ah, ¿quién eres tú?
A Lali le dieron ganas de salir corriendo, estaba allí sin invitación.
-No eres Candela, ¿verdad?
-Lali -dijo Peter.
-No me acostumbro a tu harén, muchacho -dijo Davis dándole a Peter una palmada en el hombro. Lali se sonrojó, y le dieron ganas de atar a Peter con una cadena y matarlo poco a poco.
En cuanto cruzó una mirada con Janine Allan, se dio cuenta de que su presencia no era bien recibida. La mujer de Davis tenía veinte años menos que él y miraba a Peter con fervor, sin prestar atención a los otros seis invitados.
-No debías haberme traído cuando no me habían invitado -le dijo Lali a Peter cuando entraban en el comedor.
-Todas mis invitaciones dicen: «y acompañante».
-Eres demasiado joven para ser asistenta -le dijo Janine con una falsa sonrisa, y alguien se rió a sus espaldas.
-Me gustan las asistentas jóvenes y frescas -dijo Peter.
Lali se mordió los dientes.
-He oído las historias más extraordinarias sobre ti -dijo Janine.
Davis Allan tosió.
-No creo que...
-¿Que Lali en realidad no es mi asistenta? -dijo Peter-. Eso es cierto.
Alguien volvió a reírse y Janine pareció cualquier cosa menos contenta de oírlo.
Peter tomó a Lali de la mano.
-Pues veréis, Lali y yo vamos a casarnos.
-¿Vais a casaros? -preguntó su anfitriona, perpleja.
A su marido se le cayó el vino, nadie se rió y todos se quedaron boquiabiertos.
Lali se quedó muy pálida.

No comments:

Post a Comment