Un par de horas más tarde una voz insistente y suave despertó a Lali de un sueño poco reparador. -¿Señorita Esposito...?
Lali se incorporó y se apoyó lentamente sobre los codos. La azafata asomaba la cabeza por la puerta con expresión insegura y una bandeja en las manos. Lali se incorporó otro poco más y sonrió aceptando el ofrecimiento.
-Gracias...¿sí?
-Nosotros... bueno, el personal de vuelo y yo nos preguntábamos si querría usted quizá despertar al señor Lanzani -señaló la azafata-. Aterrizaremos dentro de quince minutos, y naturalmente ninguno de nosotros quiere molestarlo...
-¿Molestarlo? -inquirió Lali preguntándose por qué le hacía aquel extraño ruego.
-Alguien tiene que despertar al señor Lanzani para que se vista para el funeral.
-¿El funeral? -repitió Lali.
-Me temo que este vuelo va muy retrasado, señorita Esposito. Entre el retraso sufrido en Londres y el de aquí, a la hora de aterrizar, no queda tiempo. El señor Lanzani tendrá que asistir al funeral directamente desde el aeropuerto. Espero que no lo considere una intromisión, pero quería decirle que todos nos alegramos mucho de que el señor Lanzani tenga a alguien en quien apoyarse en estos momentos -añadió volviendo a salir. Lalise quedó mirando al vacío, completamente despierta. De modo que Peter Lanzani viajaba a Grecia para asistir a un funeral. Y ésa era la razón por la que le había comprado tanta ropa negra. El personal de vuelo debía de haber llegado a la conclusión de que ella era una persona importante para Peter simplemente por el hecho de que lo acompañaba. Y recordaba haberle oído decir que, precisamente en ese viaje, no deseaba tener compañía. Lali no podía dejar de preguntarse de quién sería el funeral.
Tras dejar la bandeja del desayuno a un lado Lali se levantó y se apresuró a entrar en el baño. Le hubiera encantado tomar una ducha, pero no había tiempo. Sacó el traje sastre negro y se lo puso. El aspecto que adquirió con él la dejó atónita. La chaqueta se le ajustaba como un guante, marcándole la cintura, destacándole los
pechos. Y la estrecha falda se le pegaba a cada curva. Estaba fantástica. Lali se ruborizó mientras se miraba al espejo. Aquello era vanidad y superficialidad.
Volvió a la zona de pasajeros y vio a Peter dormido en una posición imposible en el sillón. Apenas cabía con aquellas largas piernas. Su corazón se enterneció. Él se había quitado la corbata y la chaqueta, y llevaba la camisa de seda abierta. El escote moreno y el mentón, con la sombra de una barba naciente, le hacían parecer más joven, más accesible. Y además parecía exhausto. Le hubiera ido bien la cama de no haber estado ella. Lali se puso tensa. Todo el personal de vuelo temía molestarlo e inmiscuirse en su dolor, y ella no había hecho otra cosa desde el momento de conocerlo. Se sentía culpable. Era natural que no hubiera estado de humor. Puso una mano sobre su hombro y lo sacudió. Sus largas pestañas se levantaron lentamente. Peter suspiró y miró el reloj. Se puso en pie y se dirigió al compartimento en el que estaba la cama.
-¿Señor Lanzani? -lo llamó Lali. Peter se quedó quieto, pero no contestó-. No sabía que ibas a un funeral.
-¿Es que no lees los periódicos? -preguntó él dándose la vuelta con el ceño fruncido.
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ReplyDeleteque familiar a peter se murio quiero saber
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