Friday, June 5, 2015

capitulo 49

Cuando Peter se dio la vuelta, Lali lo abrazó y besó con toda la fuerza que le quedaba en el
cuerpo. Deseosa, ansiosa, más necesitada que nunca antes.
Peter se apartó con un rugido de sorpresa ante el inesperado asalto. Entonces, enterró la mano en
la mata de su pelo y bajó la vista para mirarla a los ojos.
—Lo de la casa de Freddy no fue una aventura de una noche-. Fue increíblemente excitante, perdí el control y me comporté como una rata después, pero eso no hace la noche menos especial.
Ella asintió con la garganta atenazada. Lali enterró la carra en el hueco satinado de uno de sus
hombros aspirando el excitante aroma de él como si no pudiera vivir sin ello.
Peter deslizó entonces una mano por la parte interior de su muslo mientras la besaba con los dedos posados en la mejilla. La ardiente excitación la invadió de nuevo mientras él la exploraba con delicados y atormentadores dedos descubriendo lo deseosa, húmeda e increíblemente excitada que estaba.
Entonces la tendió bajo su cuerpo con un repentino rugido de ansia masculina, pero la penetró con tanta lentitud que ella estuvo a punto de morir de frustración. Lali arqueó las caderas, curvó los muslos alrededor de él en una invitación tan antigua como el mundo. Peter gimió y repentinamente se enterró dentro de ella con una fuerza que la dejó sin aliento. Lali lanzó un grito en la cima del placer líquido y después quedó perdida y abandonada a todo menos a su dominación sexual.
—Estás aprendiendo demasiado aprisa a llevarme hasta el límite —susurró Peter con pereza después de la tercera vez que hicieron el amor—, pero ahora no podrás alegar la no consumación y nunca me pillarás en un acto de adulterio. No me quedaría energía.
Lali dio un respingo como si la hubieran abofeteado y no pudo contener la respuesta.
—¡Pero lo hiciste la última vez!
Peter la apartó de él con violencia y se incorporó.
Ella cerró los ojos maldiciendo su lengua impulsiva que había arruinado una noche de bodas que
había sido como un sueño hasta el momento.
—Desde luego, siempre escoges el momento más oportuno —murmuró Peter con una furia fría
mientras salía de la cama.
Lali sintió un nudo en la garganta.
—Peter...
—Euguenia se tomó una sobredosis de píldoras aquella noche —confesó sin rodeos Peter—. Me llamó para decirme lo que estaba a punto de hacer y pensé que era para llamar la atención, pero no podía confiar en aquella esperanza. No podía pedirle a nadie más que fuera a verla. No me quedó otra condenada elección y no voy a disculparme por aquella noche, porque estaría muerta si no hubiera acudido.
Lali se había quedado pálida como una muerta con los ojos muy abiertos del horror y el
estómago ardiente.
—La saqué por la puerta trasera de su apartamento y la llevé a una clínica privada para que la prensa no se echara encima. Me quedé en la clínica hasta enterarme de que se pondría bien y volví a su apartamento. Lo tenía hecho un desastre. Lo ordené antes de que llegara la doncella y dejé una nota explicando que estaría unos días en casa de una amiga.
—Dios bendito... ¿por qué no me lo contaste?
—¡Porca miseria! Si recuerdas con claridad cómo estabas aquella noche no me estarías haciendo
esta pregunta y yo no tenía tiempo de que intentaras razonan y me escucharas.
Lali tragó saliva, enferma de culpabilidad.
—Debía de estar en un estado terrible para hacer una cosa así.
- Estaba muy disgustada.., por algo privado — concedió Peter a regañadientes.
Lali sabía que no iba a contarle nada más, pero podía adivinar el resto ella sola y sintió una pena insoportable. Él debía haber tenido una pesada carga de culpabilidad por no poder estar en dos sitios a la vez. Euguenia se había ido sola a casa con un disgusto tremendo y él debía haberse sentido dividido en dos. Ella se había refugiado tras una puerta cerrada y, cuando él había roto el pestillo, se había refugiado en el cuarto de baño. Había salido cuando había quedado todo en silencio, pero él la estaba esperando. Y sólo unos minutos más tarde había llamado Euguenia.
—Al menos deberías haberme contado lo que había dicho por teléfono. No fue justo no
contármelo
—¡De verdad? ¿Cuándo habías dejado brutalmente claro lo mucho que la odiabas? —Peter se pasó la mano por el pelo con debilidad y se apartó de ella para sacar un par de vaqueros de un armario empotrado—. Nunca entenderé por qué te comportaste de esa manera aquella noche y, simplemente, no pude tomarte en serio... De repente me estabas acusando de tener una aventura con ella y de haberme casado contigo sólo para tener niños. ¿De dónde diablos salió ese sin sentido?
Lali recordó las recriminaciones a través de]as sólidas puertas de la biblioteca. Peter no sabía que ella lo había escuchado. ¿Debería decírselo ahora? ¿Quería ella sacarlo todo a la luz y que él siguiera sin decirle la verdad? Lo que no se ponía en palabras era más fácil de superar.
—Nunca he tenido una relación sexual con mi prima. Que quede claro de una vez. Y no me pidas
que me vuelva a defender en ese asunto nunca más.
—De acuerdo.
—Y si Euguenia fue odiosa contigo a mis espaldas, nunca lo supe. Tú no te quejaste nunca.
—No quería parecer infantil.
Peter abrió una de las puertas correderas.
—Necesito un poco de aire fresco.
Lali se aclaró la garganta con nerviosismo.
—Yo no estaba en la vicaría el día en que mi padrastro envió a la policía detrás de ti... De hecho,
no volví a casa hasta pasadas algunas semanas... estaba con Cande, mi mejor amiga.
Entonces, dejándose llevar por un repentino impulso, le contó cómo Cande había hablado con la
prensa para acabar con aquel articulo acerca de Euguenia.
Peter se encogió de hombros desconcertado.
—Eso ya no importa. Es agua pasada. Pero si sirve de algún consuelo, fue por eso por lo que dejé
que te fueras. Euguenia no necesitaba que la patearan cuando ya estaba por los suelos.
—¿Tienes la más remota idea de lo que estaba pasando yo en aquel momento?
—Si hubieras tenido un ápice de confianza en mi, si me hubieras amado tanto como me decías,
habrías estado esperándome cuando volví al amanecer.
—Si tú me hubieras dicho siquiera que me amabas un poco, habría estado esperando. Tú pides y
esperas mucho más de lo que estás dispuesto a dar, Peter.
—Quizá nadie me diera ese tipo de amor antes... y quizá a veces me sentía bien y otras agobiado. Y tú-no me diste ni el tiempo ni el espacio para responder.
Entonces, salió a la oscuridad de la noche.

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