Joe Barry le informó a Lali de que su tío se había retirado y de que él personalmente se haría cargo del negocio. Era lo último que le faltaba.
-Pero si usted ya tiene un trabajo... -musitó Lali. -Voy a acogerme al retiro anticipado. Pretendo invertir bastante dinero en remodelar todo esto, así que... siento tener que comunicártelo, pero no voy a seguir necesitando tus servicios.
-¿Cómo dice? -inquirió Lali casi en un susurro. -Que no necesito a ninguna dependienta a jornada completa.
-¿Pero sabe usted que su tío acordó venderme el negocio? -preguntó de nuevo ella.
-Mi abogado me ha asegurado que si no hay testigos ni nada escrito es casi imposible que pruebes que eso es cierto.
-Pero...
-Mi tío debería de habértelo dicho hace semanas, no puedes culparme a mí de que a él le diera miedo contarte que había un cambio de planes. Es natural que la familia prefiera que el negocio quede en casa. Por supuesto te pagaremos todo lo que te debemos. Te estoy avisando con un mes de antelación... ¡Ah!, y... también esperamos que
dejes la casa de arriba. Nunca hicisteis contrato de alquiler, y yo la necesito para otros fines.
-Me iré mucho antes -contestó Lali alzando la cabeza, tensa y temblando.
Tras aquella conversación Joe Barry se marchó. Eran sólo las seis. Lali se dejó caer sobre un escalón, al pie de las escaleras. Tras cinco años sin apenas vacaciones y un salario ínfimo ése era el trato que recibía. Había demostrado ser una estúpida concibiendo aquellos sueños. Era el momento de hacer nuevos planes. Comenzó a subir las escaleras y justo entonces llamaron a la puerta. Lali se volvió y vio Benjamin por el escaparate. No podía creerlo. -¡Vamos, Lali... ábrete, Sésamo!
-¿Cómo has sabido dónde vivía? -preguntó ella al abrir.
-Eché un vistazo a los archivos antes de cambiar de trabajo. Llevo años pensando en llamarte, pero ya sabes cómo son estas cosas...
-¿Demasiadas mujeres y demasiado poco tiempo?
-Sí, eso es, bueno, no puedo evitar ser tan famoso. No, seré sincero, la verdad es que he estado saliendo con una chica que...
-Cuenta, cuenta... ¿qué quería?, ¿otra cita?
-¿Podría... quieres que pase dentro?, hace frío.
-No lo creo oportuno, Benjamin. Te comportaste como un tonto en Lanzani International. He oído decir que te marchaste en circunstancias no muy claras, ¿es eso verdad?
-¡Por supuesto que no! -la contradijo él sonriendo satisfecho-. He tenido suerte y he conseguido ascender, eso es todo.
-¿Y sigues estando en ese nuevo trabajo? -inquirió Lali sin poder resistirse, preguntándose si Peter tendría razón.
-¡Claro que no! ¡Me he marchado de allí también! Era una empresa que no me convenía, ya me entiendes. ¿Quieres que demos una vuelta en mi coche?
-Estoy embarazada, Benjamin.
-¿Que estás... qué? ¡Dios mío!, ¿qué ha ocurrido?
-Pues...
-¡Demonios! ¿Y quién es el padre? ¿Dónde está? -Lali se encogió de hombros-. Ya comprendo. Bueno, bien... quizá vuelva a llamarte... el año que viene o algo así -musitó Benjamin-. O quizá nunca. No estoy para niños en esta época de mi vida.
-Gracias por tu sinceridad -respondió Lali impotente y divertida, poniéndose de puntillas y besándolo en la mejilla.
Benjamin rió extrañado, bajó la cabeza y, con las manos sobre los hombros de ella, murmuró algo
en su oído. Un segundo más tarde algo lo apartó violentamente de Lali. Ella levantó la cabeza y llegó justo a tiempo de ver a Peter insultándolo en griego y arrojándolo contra la pared tras darle un puñetazo.
-¡Ya basta! -gritó Lali.
ajajaj solo imaginarme a peter golpiando a benjamin que celosito es
ReplyDeletejajaja me mue, q se piensa q es, un sorete q se cree q tiene derecho en su vida! indignada estoy!
ReplyDeleteq hdp el viejo d la librería no tiene vergüenza!
maasss, me encantaaa
que horrible lo que le hiso el jefe de lali le ubiera dicho que no se lo iva a vender la libreria mas
ReplyDeletemasssssss
ReplyDeletenoveeeeeeeeee
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