—Ese mismo día, Riccardo Lanzani se enfrentó a mi padre. Le dijo que pretendía informar a los
servicios sociales y pedir mi custodía. Mi padre no podía enfrentarse a hacer pública tal desgracia... La voz le tembló ligeramente, —Y por eso se disparó...
—Me fui a vivir con los Lanzani a Roma, pero tres meses más tarde los padres de Peter se mataron en un accidente de avión. Se suponía que yo tenía que seguir terapia y todo ese tipo de cosas, pero me negué. No quería hablar de aquellas cosas horribles con desconocidos. Pensé que podría superarlo yo sola, pero cada relación que intentaba con un hombre salía mal y la única cons-tante en mi vida era Peter. Nunca tuve celos de sus novias hasta que apareciste tú... entonces ya no podía dedicarme el mismo tiempo que antes y me puse histérica.
—De verdad que no hace falta que me cuentes más...
—Se lo debo a Peter. No estaba enamorada de él de verdad, sólo tenía miedo de perder al único hombre que se había preocupado por mí y en el que confiaba. Se me metió en la cabeza que aquello podía ser la base de algo más... Y el día de vuestra boda, simplemente exploté. Le lloriqueé y le dije lo mucho que lo amaba. Peter estaba devastado. Como no podía darme esperanzas, lo único que pudo hacer fue asegurarme que siempre estaría a mi lado, pero como amigo. Ya sabes lo que pasó la noche de tu boda.
—Sí.
—Esa fue la cosa más egoísta de todo lo que hice. Quería hacerle sufrir por no ser correspondida.
Se hizo un incómodo silencio.
—Siento de verdad lo del artículo en la prensa —susurró Lali con tensión.
—Olvídalo. A ti te costó el matrimonio y a mí unos cuantos amigos, pero conseguí algo positivo de todo el asunto. Peter me convenció por fin de que acudiera a las terapias y desde entonces ya no he vuelto a mirar el pasado. Siempre lo querré mucho, pero ahora tengo mi propia vida y también tengo a Nicolas.
Una tierna sonrisa suavizó sus labios, una sonrisa que Lali nunca había visto en aquella cara tan fría.
—¿De verdad? Pensé...
—Me acobardé y tuvimos una pequeña riña antes de comprometerme por fin —se rió y le enseñó el opulento anillo de compromiso que adornaba su mano izquierda—. Me están haciendo el vestido en Londres, por eso estoy aquí. ¿Vas a venir a nuestra boda?
—Oh, sí... y gracias por la invitación.
—Puede que lo único que tengamos en común sea a Peter —confesó Euguenia con sinceridad—,
pero por su bien, me gustaría que fuéramos amigas. Es el único familiar que me queda.
—No veo ningún problema ahora —murmuró con suavidad Lali.
—Estupendo... Entonces ha merecido la pena que viniera a aclarar las cosas —Euguenia sonrió—. Eso también significa que tendré que volver a Londres en el Ferrari de Peter. No creo que él haya pensado en eso.
Peter entró en la habitación unos minutos más tarde. Fuera, el motor del Ferrari arrancó con un
fuerte rugido.
Peter parecía terriblemente ansioso y clavó los verdes ojos en su cara con el gesto tenso.
—Euguenia insistió en verte personalmente.
—Ha sido increíblemente amable por su parte... y está muy cambiada —murmuró Lali intentando descifrar lo que se escondía tras sus vibrantes facciones—. Si lo hubiera sabido antes... Debió de pasarlo muy mal.
—Yo ya no quiero hablar de Euguenia más. Debí volverme loco esta mañana para reaccionar como
reaccione... ¿Hablabas en serio cuando me dijiste que me amabas?
—¡Oh, sí! Mucho —le aseguró Lali.
La tensión cedió y Peter se acercó a ella con manos posesivas, atrayéndola contra sí con tanta
fuerza que casi la dejó sin respiración.
—Supongo que ya habrás adivinado lo mucho que te amo.
—Bueno, no me importaría oírlo otra vez.
Con una carcajada, Peter echó la cabeza hacia atrás.
—Me quedé de piedra cuando volví a verte en casa de Freddy y después... bueno rabioso cuando vi aquel anillo en tu dedo. No sabía lo que estaba pasando y no me gustó perder el control en la cama.., pero después de que te fueras leí las cartas que le escribiste a Freddy.
—¿Que hiciste qué?
—Las dejó en una carpeta y hasta que llegaste, había resistido la tentación de leerlas, pero en cuanto desapareciste, no pude evitarlo. Y cuando comprendí que habías sido muy desgraciada después de romper y que te había costado tanto superarlo, dejé de sentir tanta amargura y empecé a preguntarme cómo podría convencerte de que me dieras otra oportunidad para intentarlo de nuevo..
—Y yo no quise escucharte —gimió Lali.
Entrelazando los dedos alrededor de su cuello mientras Peter la llevaba en brazos arriba, Lali
contuvo las lágrimas.
—Si me quieres, ¿por qué te quedaste tan aturdido cuando te enteraste de que podía estar
embarazada?
—Me sorprende que me hagas esa pregunta. Tú estabas cargada de resentimiento. Cargarte con mi hijo fuera de los lazos sagrados del matrimonio iba a conseguir poco por mi causa.., de hecho, no pudo pasar en peor momento. Ni siquiera había tenido la oportunidad de probarte lo felices que podíamos ser juntos.
—¿Todavia sientes eso por el bebé?
—No seas tonta —contestó Peter mientras entraban en la habitación y la posaba en la cama como si fuera una carga preciosa—. Cuando terminaste .de gritarme y decirme que te había destrozado la vida, estaba condenadamente agradecido de haberte dejado embarazada... Porque entendí que ese era el único lazo que tenía contigo.
Te está bien empleado —le retó Lali deslizando una mano amorosa por su mejilla—Siempre
hablando de lo mejor para el bebé sin decirme una palabra de lo mejor para mí
—Era difícil hacerlo cuando la mujer a la que amas odia estar embarazada de tu hijo. Y cuando dijiste que ni siquiera podías soportar pensar en la noche en casa de Freddy, enloquecí. Tal vez hiriera tus sentimientos, pero no fue tan mala como tú querías que sonara.
—Fue maravillosa hasta que tú saliste de la cama y lo arruinaste.
—No eras tú la única que estaba conmocionada por lo que había sucedido —se enfrentó a la calidez de los ojos de Lali y se tendió en la cama a su lado—. Te quiero tanto que me quedé devastado cuando te fuiste de mi vida hace cuatro años. Cuando Euguenia me ha llamado esta tarde y por fin me ha confesado toda la verdad, comprendí que yo también había cometido muchos errores.
No te di el apoyo que necesitabas y debería haber notado la forma en que te estabas comportando...
—No importa ya. Pertenece al pasado y está olvidado
—le interrumpió Lali con firmeza estirando la mano para aflojarle la corbata mientras alzaba los
labios para encontrarse con los suyos.
La pasión los arrebató y acabó con la conversación durante un largo rato. Hasta que no yacieron satisfechos el uno en brazos del otro, no recordó Lali algo que se había preguntado poco antes.
—¿Puede Euguenia tener niños?
—La violencia de su padre le causó lesiones internas—explicó Peter con disgusto.
Lali se frotó la mejilla contra su hombro.
—Nunca, nunca más estaré celosa de ella. Sólo espero que todo le salga bien.
Un año más tarde, Lali recibió el fuerte abrazo de la mujer a la que había llegado a considerar como a su cuñada. Euguenia y Nicolas habían volado hasta Templebrooke para el bautizo de Santino Lanzani. Los ojos azules de Euguenia tenían un brillo interior de excitación y felicidad.
—Adivina una cosa —susurró Euguenia al lado de la pila bautismal.
El reverendo Benjamin Amadeo le dirigió una mirada de suave reprobación mientras bautizaba al bebé en los brazos de Lali. Santino lanzó un grito que hubiera despertado a un muerto y todo el mundo rompió a reír. Lali se encontró con la mirada de Euguenia y al instante empezó a sonreír también.
Euugenia estaba embarazada de cuatro meses y deseaba anunciar al mundo entero que un nuevo
miembro de la familia Lanzani estaba en camino.
Después del almuerzo de celebración, Lali y Peter despidieron a Benjamin y a su mujer, una atractiva joven que había conocido en Nueva Zelanda. Nicolas y Euguenia fueron los siguientes en partir, de la mano como dos adolescentes. Nunca se encontraban cómodos en Templebrooke, por mucho que Peter intentara que se relajaran y normalmente se iban lo antes posible.
—Así que no crees que le importe —susurró Vico con urgencia desde los escalones de salida—. ¿Lo hablarás con él?
—Deberías hacerlo tú mismo —gimió Lali irritada con su hermano por seguir tan intimidado
por su marido.
—¿De qué estabais hablando? —preguntó Peter mientras pasaba un brazo posesivo por los
hombros de su esposa para volver a entrar en la casa—. ¿Qué es lo que no me importaría?
—Vico no cree estar hecho para los negocios. Y ya lleva trabajado en esa empresa tuya desde
hace más de un año...
—Quiere volver a dirigir el centro de jardinería, ¿verdad? —Peter cerró los ojos como si le
horrorizara la idea -. La verdad es que lo intenta, se esfuerza bastante.
—El no quiere la responsabilidad de dirigir el centro. Se lleva bien con el gerente que pusiste y ahora que el centro se ha expandido de nuevo, se pregunta si podría... bueno, dedicarse a la producción hortícola y dejar la comercialización en manos de ese gerente.
La tensión de Peter se evaporó al instante y soltó una carcajada.
—Lali, ¿por qué crees que amplié la empresa? Quería que Vico aprendiera algo de cómo
funciona un negocio, pero me alegro de que quiera concentrarse en la producción, donde creo que será muy beneficioso.
En perfecta armonía, subieron las escaleras juntos. Peter posó a Santino en la cuna con exagerado cuidado y sonrió a aquellos ojos que eran una copia exacta de los suyos.
—No podrías haber tenido un niño más perfecto —bromeó Lali conmovida como siempre por e] amor y afecto que Peter nunca ocultaba.
—Pero es porque tengo una esposa perfecta.
Peter la abrazó con un suspiro de satisfacción.
Lali se abandonó a sus brazos y se apretó contra su largo cuerpo. Sintió un escalofrío
involuntario y se volvió en el círculo de sus brazos.
—¿Nos acostamos pronto?
—Sólo son las cinco de la tarde.
Lali conocía aquella mueca de desaprobación y el placer de lo que le estaba proponiendo.
—Te deseo ahora...
Peter buscó su boca con un beso electrizante y la condujo a la habitación al otro lado del rellano.
—Nunca dejaré de desearte, querida...
Y plenamente feliz, Lali se abandonó en sus brazos. FIN
me encanto
ReplyDeleteque tierno final ♥
ReplyDelete=) ♥
ReplyDeletelindo final
ReplyDeletehermoso me gusto mucho :)
ReplyDeleteMuy buena historia
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