Thursday, September 24, 2015

capitulo 1 y 2

Los últimos y lentos acordes de una antigua canción de Tammy Winette salían de un pequeño transistor colocado en los escalones del templete de música del parque.
Aquel transistor que había reemplazado a la cadena de música que había utilizado aquella misma noche Lali Esposito, que en aquel momento se tapaba la boca para disimular otro bostezo.
Estaba agotada.
Se había pasado el día anterior cocinando para la celebración del Cuatro de Julio y la mayor parte de la mañana de ese mismo día ayudando a decorar la plaza del pueblo.
Las celebraciones del Cuatro de Julio en Gabriel's Crossing eran legendarias y Lali estaba encantada de echar una mano siempre que podía, pero ahora, a las once de la noche, estaba exhausta.
Lo único que quería era irse a casa, meterse en la cama y dormir durante una semana o, por lo menos, hasta el mediodía del día siguiente.
Por desgracia, no parecía que fuera a poder hacerlo todavía en un rato porque su padre y sus amigos estaban jugando al póquer. A diferencia de Lali y la mayoría de la gente, que había recogido sus cosas y se había ido a casa hacía horas, su padre no parecía tener prisa por irse.
Lali dejó caer la cabeza sobre los brazos y cerró los ojos. Si no podía irse a casa, a lo mejor podía echar una cabezadita allí mismo.
—¿Quieres que te lleve a casa?
Una voz grave y profunda penetró en su agotado cerebro y Lali elevó la cabeza para mirar al hombre que se había ofrecido a llevarla a casa.
Aquel hombre era su vecino y uno de sus mejores amigos de la infancia.
Uno de sus mejores amigos y su amor secreto.
Bueno, había sido su amor secreto del colegio, pero ya no lo era. No, claro que no. ¿Pero a quién pretendía engañar? Si con solamente mirar a Peter, un hombre de pelo negro y ojos verdes y penetrantes, sentía que se le aceleraba el corazón.
Un momento antes estaba tan cansada que no podía ni pensar, pero ahora se sentía más despierta que nunca, hubiera sido capaz de ponerse a bailar de nuevo... siempre y cuando Peter bailara con ella, claro.
Como Lali no había contestado, Peter se quitó el sombrero, lo dejó sobre su muslo y sonrió con amabilidad.
—Tu padre parece encantado jugando a las cartas, pero tú estás cansada, ¿verdad? Si quieres, te llevo a casa y él que se vuelva cuando quiera.

2 comments: