Friday, September 25, 2015

capitulo 12

Suzanne era alta, rubia y con un cuerpo espectacular mientras que Lali tenía un cuerpo normal de pechos pequeños y caderas estrechas. Es decir, no tenía curvas femeninas, algo que nunca le había importado hasta que había aparecido Suzanne Yates para recordarle todas sus carencias y robarle a Peter de paso.
Por supuesto, tal vez había sido una idiota por soñar con que Peter podía enamorarse de ella por el mero hecho de haber crecido juntos, porque ella también había crecido junto a Pablo y jamás había sentido nada por él.
Hasta aquella noche, creía realmente que había superado su amor por Peter Lanzani y, si no era así, por lo menos, estaba convencida de que, tras la traición de Suzanne, Peter estaba fuera del mercado y más alejado de su alcance que nunca.
En aquellos momentos, sin embargo, no sabía qué pensar. Su corazón quería creer que aquello había sido el comienzo de algo permanente, que llevándola a casa y haciéndole el amor le estaba demostrando que se estaba recuperando de la ruptura con su mujer y que estaba deseando volver a amar de nuevo.
Sin embargo, su mente racional le advertía que tuviera cuidado y le recordaba que una noche de pasión no tenía por qué significar una propuesta de matrimonio.
Con aquello en mente, Lali decidió seguirle la corriente a Peter, hiciera lo que hiciera.
—Mmm —dijo Peter como si se acabara de despertar—. ¿Estás bien? —le preguntó a continuación mirándola a los ojos.
Lali asintió, mordiéndose la lengua para no añadir nada más.
Peter se apartó y Lali se sintió desprotegida al perder el contacto de su cuerpo, pero apretó los puños y tomó aire varias veces disimuladamente hasta haber controlado el deseo de alargar el brazo para retenerlo a su lado.
—Deberíamos vestirnos antes de que llegue tu padre y nos pille —comentó Peter dedicándole una sonrisa divertida—. He conseguido evitar a los padres enfadados durante casi cuarenta años y no quiero empezar ahora.
Dicho aquello, se puso en pie y comenzó a vestirse. Lali se sentó y aceptó la ropa que Peter le pasaba. Tras vestirse, se pasó los dedos por el pelo para peinarse y se quitó las pajitas. Cuando miró a Peter, lo encontró completamente vestido, abrochándose el cinturón.
—¿Bajamos? —le preguntó.
Lali miró a su alrededor y se sorprendió al ver que nada delataba lo que acababa de suceder entre ellos. Tras su explosiva unión, no le hubiera extrañado ver marcas de quemaduras, paja chamuscada y humo, pero todo estaba en orden, incluso los gatitos, que dormían con su madre en el mismo rincón donde los habían encontrado.
Lali se giró hacia Peter, lo miró a los ojos, asintió y lo siguió escaleras abajo. Justo en el momento en que salían del establo, oyeron un coche que se acercaba y vieron unas luces por el camino.
—Ése debe de ser mi padre —comentó Lali.

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