Thursday, September 24, 2015

capitulo 9

Peter sentía que el cuerpo le ardía, que la necesidad de estar cerca de Lali se apoderaba de él.
Cuatro años.
Hacía cuatro largos años que se había divorciado de Suzanne, cuatro años que no estaba con una mujer. Tanto tiempo había dado al traste con su control.
Y allí se encontraba, con una mujer excitada entre los brazos.
Daba igual que fuera Lali, su amiga de la infancia y vecina, una mujer con la que no debería ni pasársele por la cabeza acostarse, pero sabía a menta y olía a flores y le recordaba aquellos tiempos de su vida en los que era feliz, aquella época en la que eran unos chiquillos sin preocupaciones.
Con Lali estaba a salvo, la conocía de toda la vida y, además, era una mujer de lo más sensual.
¿Por qué no se había dado cuenta antes? ¿Por qué no se había fijado nunca en sus pechos pequeños y firmes? ¿Por qué no se había fijado nunca en sus labios y en su melena rubia?
No debería pensar en ella en aquellos términos, no debería estar tocándola y besándola, pero la sensación era tan maravillosa que no podía parar.
Lali emitía sonidos de lo más excitantes cada vez que sus lenguas se encontraban y Peter no dudó en quitarle la blusa y en dejarla sobre una bala de heno que tenían detrás.
Se fijó en cómo subía y bajaba el pecho de Lali, al ritmo de su respiración, entrecortada y rápida, pero aquello no le impidió seguir adelante, acariciarle el pecho izquierdo. Uno de sus dedos acariciaron la delicada piel mientras jugueteaba con el pulgar el pezón.
Lali gimió de placer, lo que hizo que Peter se estremeciera. Lali tenía la cabeza echada hacia atrás, exponiendo la larga y suave columna de su garganta y Peter no pudo resistirse a besarla en aquel lugar, lamiéndola y mordisqueándola.
Utilizó la otra mano para desabrocharle y quitarle el sujetador. Peter rezó para que Lali protestara, para que le dijera que parara porque era lo suficientemente caballero como para hacerlo, como para no presionarla si ella no quería.
Sin embargo, si le dejaba hacer lo que él quería... si no le decía nada, Peter dudaba mucho de ser lo suficientemente hombre como para dejarla.

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