Friday, September 25, 2015

capitulo 17

Lali enarcó las cejas. Nunca había sido fácil hablar con Peter, pero en aquellos momentos la estaba confundiendo por completo.
—¿Juntos?
—Sí, creo que deberíamos formalizar nuestra relación —contestó comenzando a comerse la tarta de arándanos como si estuviera hablando del tiempo—. Lo que ocurrió entre nosotros no tendría que haber sucedido. No tendrá que haber sucedido en la manera que sucedió y por eso te pido perdón.
Al oír sus palabras, Lali se sintió primero avergonzada y, a continuación, enfadada y dolida.
¿Cómo se atrevía aquel hombre a pedirle perdón por lo que ella consideraba una de las noches más especiales de su vida? Si él lo sentía, si se arrepentía de lo que había sucedido, debería habérselo guardado para sí en lugar de arrinconarla de aquella manera.
—¿Eso era lo que querías decirme? —le preguntó—. ¿Te arrepientes de haberte acostado conmigo? Para que lo sepas, no eres el primer hombre con el que me acuesto. No me has seducido, no me has arrebatado la virginidad, no has hecho nada por lo que te debas disculpar. Soy una mujer hecha y derecha que toma sus propias decisiones y se acuesta con quien le da la gana. No necesito ni tu permiso ni tu aprobación.
Peter la miró y asintió.
—Tienes razón. Tú tomas tus decisiones —dijo dándole un sorbo al café—. La cosa es que yo no soy de tener una aventura de una noche con una vecina y amiga de toda la vida. Me parece... rastrero.
Lali se dijo que no la estaba llamando a ella rastrera, pero de todas maneras se puso a la defensiva.
—Lo que quiero decir es que creo que deberíamos salir y ver qué pasa.
De todo lo que esperaba que le dijera, aquello tomó a Lali completamente por sorpresa. De repente, sintió que el corazón le latía aceleradamente. ¿Acaso estaría soñando?
—¿Cómo has dicho? —le preguntó.
—Yo creo que deberíamos vernos, salir por ahí y ver qué pasa.
Lo que Peter le acababa de decir a Lali era verdad aunque sólo a medias. Lo cierto era que la propuesta no procedía de un interés real sino de su nobleza y, por supuesto, de su sentimiento de culpabilidad.
En las dos semanas que habían transcurrido desde la celebración del Cuatro de Julio, desde que habían hecho el amor en el establo de su casa, no había podido parar de pensar en ella.
En parte, porque el sexo había sido increíble y cada fibra de su cuerpo quería volver a estar con ella y, por otra parte, porque Lali era su vecina, su amiga de la infancia.

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