Wednesday, September 30, 2015

capitulo 65

Lali sonrió encantada con un nudo de emoción en la garganta.
—Yo también quería que lo hicieras.
Aquello y mucho más. Quería que la acariciara, que la besara y que le hiciera el amor. Quería quedarse dormida entre sus brazos y despertarse de la misma manera, quería hablar con él, reírse con él y compartir los cambios que se estaban operando su cuerpo.
Y ahora que Peter estaba haciendo alguna de aquellas cosas, Lali sentía esperanza y alegría por primera vez en meses.
Peter continuó besándola por la tripa antes de emprender viaje al sur. Lali se revolvió, sintiéndose de repente tímida, y le tiró del pelo para intentar que no siguiera adelante, pero Peter la ignoró y le colocó los muslos en sus hombros.
—Peter, no...
—Calla —le dijo él dándole una palmadita en la nalga—. Llevo soñando con esto mucho tiempo, así que déjame hacer. Tú túmbate y disfruta.
Al sentir su lengua en la entrepierna, Lali, que había cerrado los ojos, vio colores por todas partes y sintió que la respiración se le alteraba ante el placer.
Sentía la lengua de Peter chupando, lamiendo, haciendo círculos. Había empezado lentamente y había ido tomando velocidad poco a poco, conduciéndola al borde del orgasmo varias veces, haciéndola estremecerse.
Cuando se concentró en aquel diminuto punto de deseo enterrado entre los pliegues de su cuerpo, Lali no se molestó en intentar controlar las sensaciones que se apoderaron de ella.
Su cuerpo se contrajo y, a continuación, elevó la pelvis del colchón durante unos segundos antes de que sus huesos se derritieran como la cera de una vela encendida y volviera a bajar. Tenía la respiración entrecortada y estaba sorprendida de no haberse desmayado.
—Eso debe de querer decir que te ha gustado, ¿no? —sonrió Peter.
Lali sonrió, lo agarró de las orejas y lo obligó a subir hasta tenerlo frente así.
—Cállate y bésame, tonto.
Peter chasqueó con la lengua divertido y obedeció. Lali percibió el sabor de su propio cuerpo en la lengua de Peter y gimió de placer al tiempo que deslizaba una mano entre sus cuerpos sudorosos, agarraba su miembro duro y potente. En aquella ocasión, fue Peter el que exhaló una exclamación de deseo y de placer.
A continuación, Lali jugueteó con su erección, deslizando la mano arriba y abajo, apretándola y haciendo círculos con la yema del dedo pulgar sobre la parte alta, rosada y delicada.
Peter la agarró de la muñeca al cabo de un rato, dando por finalizadas las caricias eróticas.
—Ya no puedo más.

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