Sunday, September 20, 2015

capitulo 39

-No puedo hablar ahora. Dolius te acompañará al lugar donde vamos a ir a comer. En una hora habré acabado y estaré contigo.
Antes de que pudiera decir nada, Peter colgó. Habría sido mejor haberle avisado antes de ir a verlo, pensó Lali.
-Por aquí por favor -le indicó el guardaespaldas.
Por primera vez en su vida, Lali viajó como pasajera de una lujosa limusina. Pero no consiguió relajarse. Estaba muy nerviosa. ¿Adónde se dirigían?
Por fin llegó a un exclusivo bloque de apartamentos y fue conducida hasta el ático. Imaginó que ese sería el lugar donde Peter vivía cuando estaba en Londres.
Ya en el salón, Lali descubrió que la decoración era impersonal y que no había libros ni fotografías; no había nada que indicara cuáles eran los gustos del propietario de la casa. Oyó voces y ruidos de cacerolas en la cocina, así que imaginó que allí sería donde iban a comer.
-Lali -oyó que la llamaban. Ella se giró y lo vio al otro lado del salón-. Tenemos que celebrar este momento histórico.
Peter llevaba un impecable traje gris que le sentaba de maravilla. Su sonrisa iluminaba su rostro. Lali sintió cómo su corazón comenzaba a latir con fuerza. Un segundo más tarde, se acordó de Paula y sintió una punzada de dolor en su interior.
-¿Qué momento histórico es el que tenemos que celebrar? -dijo Lali haciendo un es fuerzo por concentrarse en lo que tenía que decirle.
-Este apartamento es tuyo. Lo compré para ti al poco tiempo de que nos liberaran. Si no te gusta, podemos buscar otro.
-Si has comprado este apartamento para mí, has cometido un error. Un error muy caro.
-¿Por qué dices eso? Sabes que quiero que estemos juntos. ¿Por qué te resistes? -preguntó Peter-. Por cierto, tienes aspecto de estar cansada.
-En eso tienes razón -admitió Lali-. Tengo algo que decirte. La única razón por la que he venido a verte...
-Espera. Hablaremos de ello mientras comemos -dijo Peter con suavidad.
-No puedo esperar -se detuvo unos segundos y decidió decírselo sin dar más rodeos-. Estoy embarazada.
Peter se quedó petrificado.
-¿Estás segura? -preguntó él después de un largo silencio. El tono de su voz revelaba lo impresionado que estaba por la noticia.
-Sí, fui al médico ayer y me confirmó lo que sabía.
-¿Y pensabas decírmelo en la oficina?
-Ten en cuenta que no sé dónde vives cuando estás en Londres. No tenía otro sitio donde encontrarte. ¿O acaso no lo recuerdas? -dijo Lali y sacudió la cabeza-. Eso lo explica todo. Estoy embarazada de un hombre del que ignoro hasta el lugar donde vive.
-Y eso, ¿qué importa?
-Olvídalo. Eres un ser despreciable.

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