Thursday, September 24, 2015

capitulo 8

—No tenemos música.
—Bueno —murmuró Peter acariciándole el labio inferior con el pulgar—, no sé tú, pero yo oigo algo.
A continuación, se inclinó sobre ella y la besó.
Lali sintió que el corazón le latía aceleradamente, parecía que se le iba a salir del pecho, trotaba como un caballo al galope.
Peter la estaba besando.
Por fin.
Y, para colmo, besaba de maravilla.
Aquel hombre sabía exactamente cómo mover los labios, cómo utilizar la lengua y sabía a café con leche y azúcar.
Lali sintió que los pezones se le endurecían y se apretó contra él mientras Peter acariciaba su cuerpo. El calor de sus caricias le quemaba la blusa, le ponía la carne de gallina y elevaba su temperatura corporal por momentos.
Lali le acarició la espalda, sintiendo sus músculos moverse bajo sus manos, deslizando sus dedos hasta encontrar la cinturilla del vaquero de Peter y sacándole la camisa mientras él le desabrochaba la blusa.
Aquello estaba siendo increíble, maravilloso, espectacular, todo lo que Lali se había imaginado y más.
De repente, Peter la tomó de los hombros y la separó levemente de su cuerpo. Lali se dio cuenta entonces de que jadeaba y de que a él, que la miraba con deseo, también parecía faltarle el aire.
—No pares —le dijo acariciándole el pelo, temiendo que Lali le dijera que aquello había sido un error—. Por favor —añadió sin importarle parecer patética o desesperada—. No pares.
—Claro que no —murmuró Peter antes de besarla de nuevo, enviándola directamente al reino de la perfección temporal.

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