Thursday, September 24, 2015

capitulo 10

En aquellos momentos, tenía acceso completo a su pecho desnudo y se tomó un momento para admirar el pálido esplendor de sus pequeños y erectos pezones color cereza.
Aquellos pechos le recordaban a dos helados, dulces y maravillosos y, sin dudar un momento, se inclinó sobre ella y comenzó a chupárselos.
Lali metió los dedos entre los cabellos de Peter mientras sentía su lengua alrededor de la aureola de sus pechos, un movimiento que estaba excitándola tanto que la llevó a abrir las piernas de manera instintiva para tener acceso más íntimo al cuerpo de Peter.
Aquel movimiento le dejó claro que él también la deseaba desesperadamente.
Peter sudaba y se estremecía de deseo. No recordaba haber estado así de excitado jamás. Volvió a besar a Lali en la boca y, al mismo tiempo, intentó desabrocharle el botón de los pantalones.
Cuando lo hubo conseguido y con la cremallera también bajada, deslizó la palma de su mano sobre el abdomen de Lali y acarició su piel, se deslizó más allá de la cinturilla de sus braguitas, pasó por sus caderas y la agarró de las nalgas.
Cuando la escuchó gemir y sintió que se apretaba contra su erección, Peter se dio cuenta de que no iba a poder aguantar mucho más. Se moría por estar dentro de ella.
Tras tumbarla boca arriba sobre la paja, se sentó un momento para quitarle los zapatos y las braguitas. A continuación, se tumbó de nuevo sobre ella, se quitó la camisa, se desabrochó el pantalón y se abrió la cremallera.
Lali colocó sus piernas alrededor de la cintura de Peter, obsequiándole con la humedad y la calidez del centro de su cuerpo.
Peter acarició el pelo, la miró a los ojos y le sonrió. Lali le devolvió la sonrisa, lo agarró de los hombros y la besó. Mientras sus lenguas se encontraban, Peter elevó las caderas y se introdujo en su cuerpo.
La intensa sensación que se produjo en aquel momento hizo que ambos se tensaran. Peter se quedó muy quieto, percibiendo los músculos internos de Lali, consciente de que, si se movía, aquello iba a terminar antes de haber empezado.
Así que apretó los dientes y se concentró en la respiración. Cuando hubo conseguido tranquilizarse, abrió los ojos y miró a Lali, que parecía un ángel. Lali también lo estaba mirando y había en sus ojos un deseo inequívoco y una expresión de sorpresa que debía de ser la misma que él lucía en su rostro.
Peter tomó aire y la volvió a besar, momento que Lali aprovechó para abrazarlo con fuerza y, con un movimiento certero, lo condujo hasta el interior más profundo de su cuerpo.
Peter gimió de placer y comenzó a moverse. Al principio, fueron movimientos lentos, pero, al cabo de un rato, fueron desesperados y cada vez más rápidos. Peter sentía que la sangre corría, caliente y licuada, a toda velocidad por sus venas en dirección a su entrepierna.

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