Friday, September 25, 2015

capitulo 16

—¿Tienes algo que hacer ahora? —le preguntó Peter de repente.
—No, tenía pensado ir a casa a dejar la compra —contestó Lali.
—¿Quieres que nos tomemos un café?
Lali consultó el carrito y comprobó que no había comprado nada que necesitara refrigeración, así que, aunque el estómago le había dado un vuelco al pensar en lo que Peter querría decirle, asintió.
—Muy bien. ¿Necesitas algo más?
Lali consultó la lista de nuevo.
—No, lo tengo todo.
Así que avanzaron juntos por el pasillo, Lali empujando el carrito y Peter detrás. Los tacones de sus botas repiqueteaban rítmicamente sobre el suelo, al compás del nervioso latido del corazón de Lali.
Mientras la cajera la atendía y le cobraba, Peter permaneció a su lado y, a continuación, la ayudó a llevar las bolsas al coche.
—¿Adónde vamos? —le preguntó Lali con la puerta del coche abierta.
—A la cafetería de Rosie —contestó Peter—. Nos vemos allí.
Diez minutos después, estaban sentados uno enfrente del otro a una de las mesas de la cafetería, que estaba situada en el centro del pueblo y era el restaurante más famoso de la población, el lugar al que la gente de por allí iba en busca de comida casera y del último cotilleo.
El turno de comidas ya había terminado y la gente que fuera a cenar no llegaría hasta dentro de unas horas, así que el local estaba tranquilo. Cuando la camarera los atendió, pidieron tarta y café y se quedaron sentados en un incómodo silencio.
Lali se dedicó a doblar y desdoblar la servilleta de papel hasta que los bordes comenzaron a romperse. Por fin, tomó aire, puso las palmas de las manos sobre la mesa y miró a Peter a los ojos.
—Bueno, ¿de qué querías que habláramos? —le espetó decidiendo que era mejor ir directamente al grano que quedarse allí sentada imaginándose lo peor.
—De nosotros.
Aunque Lali lo sospechaba, no había esperado que se lo dijera así.
Esperó hasta que la camarera les llevó dos porciones de tarta y dos tazas de café humeantes antes de responder, un tiempo preciado que le sirvió para calmarse y para ordenar sus pensamientos.
Una vez a solas de nuevo, Lali volvió a tomar aire y habló en voz baja para que nadie los oyera.
—¿Qué pasa con nosotros?
—Creo que deberíamos estar juntos.

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