Tuesday, September 29, 2015

capitulo 54

Peter cruzó la pradera, saltó la valla y metió la cabeza hasta los hombros en el abrevadero de los caballos.
Maldición.
¿Acaso Lali quería volverlo loco?
Como si no hubiera sido suficiente tener que controlarse durante todo el día mientras la observaba bailar con aquel precioso vestido blanco que dejaba al descubierto su piel pálida y suave y sus maravillosas piernas, al llegar a casa se había duchado y había bajado a buscarlo ataviada con un camisón que no dejaba nada para la imaginación.
Era cierto que el conjunto, compuesto por camisón y bata, le llegaba casi por los tobillos, pero la tela era suntuosa, marcaba las formas del cuerpo de Lali y era casi transparente, así que se le veían los pezones y el vello oscuro de la entrepierna.
Llevaba el pelo mojado y olía a limpio y a su jabón. Nada más verla, se había excitado y había tenido que hacer un gran esfuerzo para no hacerle el amor allí mismo, en el suelo de la cocina.
Y, para colmo, había tenido que soportar sentir sus maravillosas curvas apretadas contra su cuerpo, quemándole la ropa, quemándole la boca. No había tenido más remedio que salir huyendo de la cocina para no hacer algo de lo que se pudiera arrepentir, algo que se había prometido a sí mismo no volver a hacer.
No se iba a acostar con su esposa.
Peter era consciente de que se suponía que debería hacerlo, sobre todo en su noche de bodas, y Lali había dejado muy claro que era lo que quería, pero él, no.
No quería ni tocarla, no quería aprovecharse de la situación. Lali se había casado con él no porque quisiera sino porque estaba embarazada y eso hacía que Peter se sintiera extraño.
Además, no quería acercarse demasiado a ella, ni física ni emocionalmente. Sobre todo, después de haberla visto entre los brazos de su hermano y después de tener los recuerdos de la traición de su ex mujer más presentes que nunca.
No ahora que estaban legalmente casados, obligados a vivir juntos. Había demasiadas posibilidades de verse demasiado involucrado, de empezar a tomarle cariño de verdad, y Peter no quería correr aquel riesgo.
Por eso había decidido que lo mejor era mantener la distancia. No quería que Lali se hiciera ilusiones porque su matrimonio era una farsa.
Peter sacó la cabeza del abrevadero y se sacudió como un perro.
Mientras entraba en las cuadras, se dijo que el único problema de su brillante plan era que parecía que Lali no estaba en la misma página que él. Lali parecía encantada ante la idea de zambullirse de pies a cabeza en un matrimonio de verdad.

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