Thursday, September 24, 2015

capitulo 7

—También habías hecho más cosas, ¿no? He oído decir a alguien que siempre cocinas un montón para el picnic.
Lali asintió, recordando la cantidad de veces que Peter, su hermano Pablo y ella habían conversado de aquella manera, recordando aquellos largos días de verano cuando hacía demasiado calor para salir a correr o a jugar y encontraban una sombra en la que no hacer nada.
Los recuerdos de su infancia, una infancia de lo más feliz, tranquilizaron sus nervios y Lali comenzó a encontrarse más cómoda.
—Ya sabes que mi madre solía cocinar como una loca para las celebraciones. Cuando murió, yo tomé el testigo. Tengo sus recetas y sé que a la gente le gustan.
—Si no hubieras querido seguir cocinando, lo habrían entendido.
—Sí, pero me gusta hacerlo y, además, tengo la impresión de que, así, mi padre siente como que mi madre sigue por aquí.
—Tu madre hacía la mejor ensalada de patatas de todo Texas.
—Sí, es cierto —contestó Lali sonriendo.
—La tuya también estaba muy buena.
—¿Cómo sabes que era la mía? —le preguntó Lali, que sabía que había varios cuencos de ensalada de patatas y que cada una la había preparado una persona diferente.
Peter se irguió y se acercó a ella muy sonriente.
—Porque te he visto llegar, me he fijado bien en el cuenco en el que llevabas la ensalada, te he estado observando mientras dejabas todo lo demás sobre la mesa y luego he ido a servirme el primero para poder comer de tu comida.
Su rostro estaba a pocos centímetros del de Lali, que percibía su aroma, un aroma que la hacía pensar en despertase entre los brazos de un hombre fuerte y sexy; más en concreto de aquel hombre que tenía ante sí, despertarse a su lado, acariciarle la mejilla, besarlo...
—Pues yo no te he visto —respondió incapaz de apartar la mirada de su boca.
—Eso es porque me estaba escondiendo para que la gente no me hiciera las preguntas que me suelen hacer siempre que se me ocurre aparecer por el pueblo, pero, desde donde estaba, te tenía bien vigilada y veía todo lo que hacías.
Lali sintió que se estremecía ante sus palabras. La había estado mirando en el picnic y ella sin saberlo. En vez de sentirse nerviosa porque la hubiera estado espiando, se sentía halagada y repentinamente excitada.
—Si hubiera sabido que andabas por ahí, te habría invitado a bailar —le dijo acariciándole la mandíbula.
Peter le agarró la mano y le besó la palma. Al instante, Lali sintió que el deseo se apoderaba de ella.
—Podemos bailar ahora —le ofreció Peter.

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