Tuesday, September 29, 2015

capitulo 59

Peter miró la sartén y se dio cuenta de que Lali estaba molesta, así que se metió las manos en los bolsillos.
—Está bien, me voy a duchar.
Haciendo un gran esfuerzo para no reírse, Lali apretó los dientes porque, a pesar de que sabía que Peter había sentido el tono divertido de su voz, quería permanecer estoica.
—Buena idea.
Peter se giró y subió las escaleras en dirección al baño. Lali comenzó a imaginárselo desnudándose y tuvo que hacer un gran esfuerzo para concentrarse en preparar el chocolate y no derretirse allí mismo.
Aunque Peter hubiera dejado muy claro que no tenía ningún interés en acostarse con ella, ella no podía controlar sus hormonas y Lali suponía que era a causa del embarazo, que le había disparado la libido.
O, tal vez, fuera que una persona siempre quiere lo que no puede tener. En cualquier caso, se sentía como si estuviera a régimen y hubieran colocado ante ella un bufett de postres deliciosos.
Por supuesto, estaba muerta de hambre, salivando, y estaba más que dispuesta a saltarse la dieta.
Lali preparó el chocolate y, de paso, calentó también unas tostadas. A los pocos minutos, Peter bajó duchado, con el pelo mojado y descalzo.
Al verlo así, Lali tuvo que tragar saliva porque el deseo se había apoderado con fuerza de su cuerpo.
—El chocolate ya está caliente y estoy preparando tostadas. A mí me encanta tomarme el chocolate con tostadas con mantequilla.
Sin decir palabra, Peter pasó a su lado y se sentó, agarrando la taza de chocolate caliente entre las manos.
Lali sacó la tostada del tostador, le puso mantequilla, la cortó por la mitad y la dejó sobre la mesa en un plato. A continuación, se sentó junto a Peter y tomó también la taza de chocolate entre las manos.
Peter miraba a Lali, que se paseaba por la cocina tan cómoda y eficiente como siempre. No le había costado absolutamente nada hacerse con la casa desde que había llegado y parecía que hubiera vivido siempre bajo aquel techo.
Por propia iniciativa, se ocupaba de las comidas y de organizar la casa a pesar de que había una señora que se encargaba de la limpieza todas las semanas. Peter se había dado cuenta de que le había ordenado también el despacho, y se lo agradecía mucho.
Así, había encontrado algo que hacer con su tiempo y, además, lo estaba ayudando muchísimo porque se estaba ocupando precisamente de la parte del rancho que a él le gustaba menos, los papeles.
Por lo que había visto, Lali había actualizado el libro de contabilidad, un trabajo que llevaba él semanas atrasando.

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