Wednesday, November 4, 2015

capitulo 13

Peter se apoyó en una rodilla encima de la alfombra, y le acarició los delgados tobillos por encima de las medias de seda. Y empezó a deslizar sus manos hacia arriba.
Notó que Lali respiraba agitadamente. Vio que su pecho se henchía llenando sus senos. ¡Cómo le habría gustado saborearla allí, besar su piel, mirar sus pezones…! ¿Cómo serían? ¿Oscuros como moras o pequeños y sonrosados como el capullo de una rosa?
Peter le acarició las rodillas, por delante y por detrás. Luego siguió hacia arriba, acariciando sus muslos, acercándose más y más a su femineidad. Debajo del borde de su minúsculo vestido, encontró la suavidad de su piel desnuda. Peter sintió un estremecimiento. Llevaba medias de verdad, con liguero, no pantys. Algo de encaje negro… O tal vez rojo…
De pronto deseó verla en ropa interior. Había tenido intención de quitarle los zapatos y las medias, buscar luego la cremallera del vestido. Pero ahora quería hacer otra cosa.
Se puso de pie, la hizo levantarse y le dijo sonriendo:
—Vamos a hacer otra cosa, ¿te parece?
Ella pareció nerviosa, y tímida. Pero después de un segundo asintió.
Peter se quitó la chaqueta y la tiró encima de un sillón que había en un rincón. Luego se quitó los zapatos y se desabrochó el cinturón. No quiso intimidarla más quitándose más ropa, puesto que ella estaba totalmente vestida.
—¿Te importa…? —Peter le señaló la cremallera del vestido.
Ella lo observó jugar con la cremallera. Y una vez más lo miró y asintió con la cabeza. Y entonces él bajó la cremallera.
Poco a poco, su delicado pecho quedó al descubierto. El vestido se aflojó, revelando una piel de porcelana y un sujetador de encaje sin tirantes.
Peter tomó aliento. Luego se echó atrás y dijo:
—Ahora me toca a mí.
Se quitó la camiseta de algodón, y luego se bajó la cremallera de los pantalones. Se quitó los pantalones y se quedó frente a ella sólo con su slip, abultado por su excitación.
Ella no podía respirar. Nunca había visto a alguien tan apuesto como Peter, ni siquiera en las películas. Tenía un pecho musculoso y dorado, con apenas un poco de vello. Sus caderas eran estrechas, sus muslos anchos y fuertes. Pero lo que más le llamaba la atención era aquel bulto en sus calzoncillos.
Le impresionaba saber que ella había causado aquella reacción. Que estaba excitado y que no tuviera vergüenza de mostrárselo.
Ella sintió la curiosidad de tocarlo, de sentir la presión de su erección. ¿Le importaría a él?

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